Los lirios del otoño ya han empezado a florecer en la sierra riojana. Es una planta bulbosa habitual de La Rioja que crece entre los 700 y 1500 metros de altitud y se pueden ver desde las últimas semanas de agosto o las primeras de septiembre y permanece en el monte hasta finales de otoño, como explica Dani Benito en La Rioja Meteo.
Estas flores de llamativo color morado con seis pétalos y unos vistosos estambres amarillos también se conocen como “quitameriendas”. Y es que cuando florecían significaba que las horas de luz iban siendo menos, las temperaturas iban bajando y la merienda se iba quitando porque la cena se adelantaba.
Además, como toda vegetación de sierra, estas flores están estrechamente relacionadas con el pastoreo y las trashumancia. De hecho, en La Rioja también se conocen como espachapastores o aventapastores, como un aviso para empezar a preparar el traslado del ganado al zonas de menor altitud y más protegido.
Así pues, las “quitameriendas” son indicadores fenológicos, que significa que los ciclos biológicos en las plantas se relacionan con los cambios estacionales o climatológicos, de forma que su aparición o floración se sincroniza con los estertores del verano o los cambios meteorológicos ante la llegada del otoño.