Actualmente existen en el mundo más de 500 millones de personas con algún tipo de discapacidad, ya sea física, psíquica o sensorial. En uno de cada cinco hogares españoles vive al menos una persona con discapacidad y si hablamos de La Rioja, vemos que al menos 17.400 personas -el 5,5% de la población total de esta comunidad-, tiene una discapacidad.
En este contexto, nos vemos obligados a plantearnos medidas efectivas de integración de estas personas en todos los ámbitos de la sociedad: ocio, relaciones afectivas, cultura, tecnología, educación y trabajo, entre otras.
Atendiendo a la necesidad de integración en el mundo laboral de las personas con discapacidad, aparecen los centros especiales de empleo, que tratan de crear unas condiciones determinadas y apropiadas para que las personas con discapacidad pueden acceder a un puesto de trabajo.
Ejemplo de ello es el Centro Especial de Empleo de Aspace-Rioja que apuesta por la creación de empleo en Logroño y alrededores desde 1996 y que en este momento da trabajo a más de 70 personas con discapacidad de todas las edades.
En este centro se combina la necesidad de productividad con su principal objetivo: la creación de empleo que favorezca la integración. De hecho, está constituido como entidad sin ánimo de lucro que reinvierte sus beneficios en la creación de nuevos puestos de trabajo.
Así funciona el centro
Actualmente trabajan en este centro personas de todas las edades y con diferentes tipos y grados de discapacidad. Según Eva Zuloaga, Preparadora Laboral del mismo, la edad de las personas que acceden a este tipo de puestos de trabajo depende en gran medida del origen de su diversidad funcional. Si la persona tiene una discapacidad de nacimiento, es más habitual que acceda a un puesto de trabajo adaptado a una edad más temprana. Los trabajadores de más edad, suelen tener una discapacidad adquirida, por accidente o enfermedad, en determinado momento de la vida.
Como en toda empresa, el Centro Especial de Empleo de Aspace-Rioja se rige por ciertas prioridades a la hora de la contratación de sus trabajadores. La peculiaridad de su sistema de selección de personal es que se rige por una discriminación positiva.
Desde recursos humanos se da prioridad a aquellas personas que, dentro de que sean capaces de desempeñar la tarea que les va a ser asignada, previsiblemente tengan menos posibilidades de conseguir un puesto de trabajo fuera de un centro especial de empleo ya sea por cuestión de sexo (doble discriminación), factores psicológicos o de índole social.
De los poco más de 70 trabajadores -cifra que va variando según el volumen de trabajo de cada momento-, el 55% son hombres y el 45% mujeres. De todos ellos, el 70% cuenta con contrato indefinido o de larga duración.
Atendiendo al tipo de discapacidad de los mismos, vemos que el 51% tiene una discapacidad física, el 18% parálisis cerebral y deficiencias afines, el 17% discapacidad psíquica, el 8% sensorial y el 6% padece una discapacidad mixta.
La gravedad de la misma también es variable; el 82% tiene una discapacidad moderada, el
16% grave y el 2% muy grave.
Según afirma la Preparadora Laboral del centro, a la hora de la selección de personal se enfrentan a problemas muy concretos que a menudo afectan a la población con discapacidad, como es la baja formación o la falta de predisposición de la familia.
En cualquier caso, una vez ha sido seleccionado un trabajador, se busca la mayor continuidad posible con el mismo, ofreciéndole sucesivos contratos en la medida de lo posible que le permitan permanecer en el centro.
Aunque se favorezca la permanencia del trabajador en este centro, sus coordinadores no olvidan uno de los principales fines de la entidad: tratar, en la medida de lo posible, que estas personas puedan llegar a incorporarse o reincorporarse, según el caso, al circuito ordinario de empleo, siempre y cuando así lo elijan.
Para fomentar dicha integración en el circuito laboral ordinario, así como para fomentar su autonomía, la relación por la que estos trabajadores se relacionan con el Centro Especial de Empleo de Aspace, es estrictamente laboral.
Las posibles terapias que los trabajadores puedan necesitar en momentos determinados, son ofrecidas por los coordinadores u orientadores del centro, pero en ningún caso impuestas, ya que se prima la autonomía y la toma de decisiones propias. Por este mismo motivo, generalmente no se trabaja con familias y se promueve la independencia del empleado en todo lo referente a su trabajo: petición de días libres, gestión de contratos y bajas, etc.
Según afirma la Coordinadora del Centro, Paloma García, por política de empresa, el Centro de Aspace no aplica los llamados contratos de bajo rendimiento en los que se viene a cobrar el 75% del salario mínimo, aunque, reconoce, es algo lógico y aceptable en otros casos. El sueldo de un trabajador de este centro, a jornada completa, puede dar cierta independencia económica al mismo ya que oscila entre los 675 euros brutos al mes, en un puesto de peón, hasta algo más de 1.000, en puesto de mayor responsabilidad.
Qué implica tener un trabajo
A pesar de las muchas ventajas que el acceso a un puesto de trabajo puede aportar a una persona con discapacidad, tales como promoción de su autonomía, autoestima, un importante complemento formativo, un círculo social, y por supuesto un apoyo económico, no siempre la propia persona o su familia es totalmente favorable a ello.
En ocasiones, las familias tienen bajas expectativas respecto al empleo de sus hijos con discapacidad, especialmente en el caso de las mujeres, que a menudo representan un pilar en la familia -limpieza del hogar, cuidado de familiares dependientes, etc.- y por ello, ésta no desea que salga a trabajar fuera. Aún así, con el paso de los años esta doble discriminación ha ido suavizándose poco a poco.
En otros casos, la propia opinión sobre sí mismos, íntimamente ligada a los problemas que a menudo aparecen para aceptar una discapacidad, dificultan el que estas personas se acerquen al mundo laboral y traten de hacerse un hueco.
Desde los diferentes centros de Aspace-Rioja, se trata de fomentar el que estas personas se formen y empoderen y sean capaces de tomar sus propias decisiones, superar sus limitaciones y alcanzar una deseable autonomía que favorece no sólo a ello, sino también a sus familias y entorno más cercano en general.
Sin embargo no hay que olvidar la necesidad de apoyo una vez que la persona con discapacidad ha accedido a su puesto de trabajo, ya que en ocasiones las relaciones interpersonales pueden hacerse complicadas en un entorno en el que no sólo se busca la integración, sino también la productividad y el ser competentes, especialmente cuando se trabaja con personas con diferentes tipos y grados de discapacidad.
Para paliar estas posibles dificultades y mejorar la empleabilidad de los trabajadores, más en un momento de crisis como éste, coordinadores y preparadores laborales del centro se coordinan con entidades como el Servicio Riojano de Empleo a través de su Plan de Formación.
Un beneficio de doble dirección
La Coordinadora y la Preparadora Laboral del Centro, explican por qué una empresa busca trabajar con el Centro Especial de Empleo de Aspace-Rioja en lugar de con cualquier otra empresa, asegurando que poco a poco, la Responsabilidad Social Corporativa cobra más relevancia en nuestro país.
Aunque, evidentemente, éste no es el único motivo. En primer lugar, las empresas, especialmente las más grandes, eligen trabajar con un centro especial por el 2% del total de los puestos de trabajo que la ley obliga a reservar en las empresas de más de 50 trabajadores para personas con discapacidad. En otras ocasiones, por el equivoco al que muchas empresas llegan al pensar que los costes van a ser más bajo por el simple hecho de trabajar con personas con algún tipo de diversidad funcional.
Sea como fuere, en la actualidad, el Centro Especial de Empleo de Aspace-Rioja trabaja para diversas empresas realizando diferentes tareas. Además de realizar diversas labores como la reparación de palés, elaboración de latas de bebida y conserva, recogida diaria de correspondencia, mailing completo, tratamiento de revistas y otras publicaciones, entre otras, se trabaja con Repsol en la gestión de tres gasolineras.
Estas tres gasolineras situadas en Logroño, Cenicero y Baños de Río Tobía, pertenecen al grupo de estaciones de servicio que la ley obliga a mantener abiertas a pesar de que no aporten grandes beneficios económicos, ya que pos su situación en carreteras secundarias y zonas menos transitadas en general, dan un servicio importante a los habitantes de la zona.
A pesar de su situación, que dificulta la consecución de grandes beneficios económicos, ayudan al Centro Especial de Empleo a cumplir con su principal fin: la creación de puestos de trabajo accesibles a personas con discapacidad, decididas a superarse a sí mismas día tras día.