Un estudio desvela que las Glosas Emilianenses se llevaron de La Rioja a Madrid de forma ilegal

Glosas Emilianenses, Códice 60, San Millán de la Cogolla, Valle de la Lengua

Rioja2

8 de abril de 2024 13:14 h

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Un estudio, elaborado por el investigador Javier García Turza y presentado hoy por el presidente del Gobierno de La Rioja, Gonzalo Capellán, arroja “un nuevo relato” sobre la salida de Logroño a Madrid de las Glosas Emilianenses y afirma que lo hicieron sin legitimidad ni legalidad.

Capellán ha ofrecido una rueda de prensa junto a García Turza en la que ha dado a conocer un libro que, tal y como ha manifestado, ofrece el “verdadero recorrido y traslado de estas joyas del patrimonio de San Millán de la Cogolla” como son las Glosas Emilianenses.

Un libro, ha dicho, que muestra con “evidencia científica suficiente” que las glosas salieron de Logroño “sin legitimidad y legalidad alguna”, de forma “ilícita”.

El estudio explica que las desamortizaciones del siglo XIX, en especial la que se produjo en 1836, supusieron un importante quebranto para los bienes culturales hasta entonces custodiados por la congregación benedictina de San Millán. En consecuencia, un enorme caudal de documentos y códices salieron del monasterio: unos se perdieron para siempre y otros se encuentran en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia, en la Biblioteca Nacional y en el Archivo Histórico Nacional. En suma, con todos ellos, con los que se custodian en Madrid y en San Millán, se ha intentado elaborar este estudio sobre el archivo. 

Acreditado que los códices no salieron hacia Burgos en 1821

Una parte importante de nuestra identidad como región se asienta en el hecho de que en el monasterio de San Millán se encuentran algunos de los textos más antiguos y, sin duda, los más importantes, para el estudio del romance escrito. Pues bien, hasta ahora, la historiografía al uso ha venido diciendo que los códices que dan prestigio cultural a San Millán salieron hacia Burgos en 1821, en donde permanecieron hasta que fueron enviados a Madrid en 1851. En esta investigación queda claramente invalidada esta circunstancia, pues son varios los elementos que justifican que los más de 60 códices que en la actualidad se hallan en la Real Academia de la Historia (RAH) permanecieron en San Millán hasta enero de 1851.

Entre otras cuestiones, porque el inventario supuestamente datado en 1821 fue realizado con seguridad por los monjes para su utilización dentro del archivo. Está realizado con enorme rigor y por persona de grandes conocimientos codicológicos y archivísticos. Es un instrumento fraccionado, ya que comienza por el folio 139, por lo que formó parte de un volumen mucho mayor. Además, en él se incluyó, en lo que es una evidente interpolación, la frase conocida de que los códices se remitieron al jefe político de Burgos en marzo de 1821.

En segundo término, porque de 1836 queda otro inventario de mucha menor calidad que el anterior, este sí, realizado por los funcionarios que llegaron hasta el monasterio, en el que se describen sucintamente los objetos cultuales y los libros y documentos que se encuentran en aquel momento en el monasterio. Entre ellos, se registran los códices que hoy se albergan en la Real Academia de la Historia.

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