Los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete han pactado ya la posición común que la Unión Europea defenderá en la cumbre que se celebra en diciembre en Copenhague sobre cambio climático. El compromiso fue posible porque la UE no concretó la ayuda financiera que dará a los países pobres para ayudarles a recortar las emisiones, sino que se limitó a señalar que pagará su “cuota equitativa” de la factura de 100.000 millones de euros anuales a la altura de 2020.
Además, los países del este, que liderados por Polonia se resistían a contribuir a estas ayudas alegando su bajo nivel de renta y el impacto de la crisis económica, lograron no tener que pagar nada entre 2010 y 2012. A partir de esa fecha, el reparto de la factura entre los Estados miembros se calculará “teniendo en cuenta la capacidad de pago de los países menos prósperos”. Para determinar con más exactitud qué cantidad corresponde a cada país, se pondrá en marcha un grupo de expertos.
Pese a la falta de concreción y las concesiones a los países del este, el primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, cuyo país ocupa la presidencia de turno de la UE, aseguró que el acuerdo alcanzado este viernes permitirá a los Veintisiete “continuar liderando las negociaciones” sobre cambio climático y empujará al resto de países a poner sobre la mesa ofertas similares. “Ahora podemos mirar al resto del mundo a los ojos y decirles: nosotros los europeos hemos hecho nuestro trabajo y estamos preparados para Copenhague”, ha afirmado por su parte el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso.
“Era esencial que la UE mantuviera su liderazgo y su credibilidad y lo hemos hecho”, insistió el presidente del Ejecutivo comunitario. Y anunció que en la reunión que mantendrán él y Reinfeldt el próximo martes en Washington con el presidente estadounidense, Barak Obama, le expondrán la posición europea y le pedirán que EEUU se comprometa contra el cambio climático para que Copenhague sea un éxito. La UE espera concesiones similares no sólo de EEUU sino también de otros países industrializados como Canadá, Japón o Australia.
“Mucha gente cree que la cumbre de Copenhague está en riesgo. Nosotros pensamos que podemos convertirla en un éxito, y la UE se está tomando este papel de liderazgo muy en serio”, resaltó Barroso.
La Comisión Europea había propuesto que la UE dedicara entre 2.000 y 15.000 millones de euros anuales a la altura de 2020 para ayudar a los países pobres a reducir sus emisiones. Si hay un acuerdo internacional en la cumbre de Copenhague, el flujo de ayudas debería iniciarse de inmediato, y en el periodo inicial entre 2010 y 2012 a los Veintisiete les correspondería aportar entre 500 y 2.100 millones anuales. Ninguna de estas cifras de contribución europea ha sido avalada por los jefes de Estado y de Gobierno.
Por su parte, las organizaciones ecologistas WWF y Greenpeace han criticado la falta de concreción de la Unión Europea. “Es especialmente frustrante que no se haya acordado una oferta financiera europea clara para los países en vías de desarrollo”, dijo en un comunicado el responsable de Clima y Energía de WWF, Jason Anderson.