La élite quema. A muchos deportistas les pasa factura rápidamente. Y en la pelota, son pocos los ejemplos que aúnen longevidad, éxito y espectáculo. El riojano Augusto Ibáñez, Titín III, es el ejemplo más claro. Y este domingo cumplirá 39 años casi como un chaval. Porque para empezar en el Parejas con triunfo ante Olaizola II y Otxandorena con un contundente 22-11 hay que estar muy fresco.
Titín parece estar en un permanente magnífico estado de forma y el viernes (22.00 horas, Irún) se jugará con Laskurain (que también se ha contagiado de la alegría del riojano) su segundo triunfo en una competición en la que la regularidad es casi lo más importante. Así que, a dos días de soplar las velas de su último año en la treintena, Titín está como casi el primer día de su carrera como profesional: dando alegrías y esperando seguir dándolas.
En su segundo partido de la competición, a Titín y Laskurain les espera un hueso, en teoría, más sencillo de roer que el de su primer plato. Eso en teoría, claro, porque Koka y Begino, con el día bueno, ya demostraron que pueden ganar a cualquiera. Incluso a Gonzalez y Barriola, a lso que pusieron 20-11.
O no. Porque como demostraron Koka y Begino en su primer partido, a imprevisibles no les gana nadie y acabaron volteretedos por el francés y el navarro. Desde entonces andan dolidos. Y para el partido ante Titín tratarán de evitar al riojano y de volcar el juego sobre Laskurain.
No sólo se trata de miedo al riojano, que también. Sobre todo, es cuestión de largura. De la del frontón, en concreto. En Irún, en el Uranzu, del frontis al fondo hay 15 cuadros. Y si Begino logra arrinconar a Laskurain con pelotazos largos, la pareja del riojano va a tener que sufrir mucho.
Al final, la receta de Titín para el triunfo pasa por lo de siempre: que el riojano pueda entrar a cortar y que meta a Koka en una pelea en la que, salvo debacle, el caracolero tiene todas las de ganar. Teniendo en cuenta que a Koka le gusta mucho entrar al remate, aunque le cueste más finalizar, veremos si no es la propia pareja rival la que se complica el partido.
En cualquier caso, un segundo triunfo sería la guinda para un pastel que, el domingo, Titín degustará con orgullo. La élite quema, pero seguro que desde allí la cuarentena se observa llegar con mayor alegría.