Colombia celebra la liberación de dos de los rehenes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Se trata del mayor Guillermo Solórzano y el cabo Salín Sanmiguel, quienes iban a ser puestos en libertad el pasado domingo como parte del operativo que la guerrilla había acordado con el gobierno de Juan Manuel Santos y la ex senadora y presidenta de Colombianos y Colombianas por la Paz , Piedad Córdoba.
Solórzano y Sanmiguel se han reencontrado con sus familias en el aeropuerto Catam de Bogotá. Nada más descender del avión que les trasladó desde la ciudad de Cali, en el departamento del Valle del Cauca, hasta la capital, los uniformados se fundieron en un intenso abrazo con sus seres queridos, que les esperaban desde que se conoció la noticia de su liberación.
Sanmiguel, de 25 años, fue recibido por su esposa Angélica y por sus dos hijas Tatiana y Samanta a las que alzó en brazos y no soltó hasta que se introdujeron en una sala de las instalaciones. Por su parte, a Solórzano, de 34, le esperaban su mujer Julia y su hija Laura Sofía, que se arrojaron a sus brazos en cuanto pudieron.
La entrega de estos dos rehenes pone fin a la misión humanitaria que comenzó el pasado 9 de febrero, en la que han sido liberados el concejal de San José del Guaviare Marcos Baquero; su colega de Garzón de Huila José Armando Acuña; el infante de Marina Henry López Martínez y el patrullero Carlos Alberto Ocampo.
El retraso de la liberación de Solórzano y Sanmiguel ha sido justificado por el gobierno diciendo que la guerrilla entregó unas coordenadas falsas, mientras que la ex senadora Piedad Córdoba apunta a la existencia de “dificultades” de diversa naturaleza.
Tras la conclusión de esta misión de paz, las FARC todavía tienen en su poder a 16 uniformados (entre policías y militares) a los que considera “canjeables” por guerrilleros presos, un intercambio que el presidente Santos ha rechazado reiteradamente, instando al grupo armado a abandonar las armas.
Las consecuencias del conflicto colombiano
Este enfrentamiento que durante años han mantenido el gobierno colombiano y las FARC, junto la acción de los paramilitares, ha tenido consecuencias muy graves para el país. Así, según revela la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (CODHES) , Colombia registró en los últimos 25 años más de 5,19 millones de desplazamientos por el conflicto armado, mientras que el número actual de colombianos refugiados es de 389.753.
Tan solo en el año 2010, más de 280.000 personas se movilizaron desde sus lugares de origen en Colombia por la violencia de los grupos armados. El promedio anual es de 208.000 casos, según ha precisado el presidente de CODHES, Jorge Rojas.
El 32 % de los desplazados colombianos proviene de las llamadas “zonas de consolidación”, es decir, de los 86 municipios donde se desarrolla el Plan Nacional de Consolidación Territorial, especialmente, en los departamentos de Antioquia, Córdoba y Bolívar.
En lo que se refiere a los refugiados, el CODHES señala que de los 389.753 casos registrados, apenas el 29 % han sido reconocidos como tal por la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).
El 46 % de los refugiados con estatus reconocido están en Ecuador, mientras que el 54 % restante se encuentran en países como Estados Unidos, Costa Rica, Argentina y Venezuela. Los refugiados colombianos representan el 11,7 % del total de ciudadanos de este país residentes en otros estados. “Es decir que por cada 10 colombianos en el exterior por lo menos 1 es refugiado o se encuentra en condiciones similares al refugio”, ha destacado el CODHES.