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García-Page, nuevo presidente de la Asociación de Regiones Europeas del Vino

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El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, es desde este martes el nuevo presidente de la Asociación de Regiones Europeas Vitivinícolas (AREV), un cargo que ostentará durante los próximos dos años en sustitución del presidente de Piamonte (Italia), Sergio Chiamparino, y al que ha accedido por aclamación tras la votación de las 64 regiones que conforman esta asociación.

García-Page, quien ha considerado “un honor” y “una responsabilidad” asumir la Presidencia del conjunto de las regiones vitivinícolas europeas, ha señalado este martes en Estrasburgo, tras la celebración del Pleno de la AREV, que llega a este cargo “por la enorme fuerza, capacidad y potencia que tiene en el sector del vino la región”, ha informado la Junta en nota de prensa.

La Presidencia de la AREV por parte de Castilla-La Mancha persigue, según ha relatado el presidente regional, aportar “nuevos aires y un nuevo impulso”, así como mejorar la coordinación y aumentar la capacidad de influencia de esta Asociación y sus miembros en las instituciones europeas.

Por el momento, y bajo la Presidencia castellano-manchega, “se ejecutará el traslado de la sede oficialmente a Bruselas, para estar más cerca de donde se toman las decisiones, y que la energía que se necesita desde las instituciones europeas se pueda aprovechar lo mejor posible para la Comunidad Autónoma”, ha avanzado.

El jefe del Ejecutivo castellano-manchego, quien ha estado acompañado por el consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, Francisco Martínez Arroyo, y por la directora general de Asuntos Europeos, Virginia Marco, ha mostrado asimismo su orgullo de ver “hasta qué punto la fuerza de Castilla-La Mancha permite hoy presidir todas las regiones vitivinícolas europeas”, que son además los mayores productores y consumidores de vino de todo el mundo, y ha incidido en que, si se ayuda a que vaya bien todo el sector en Europa, “se estará ayudando a que vaya mejor el sector en la Comunidad Autónoma”.

En este sentido, García-Page ha recalcado que el sector agroalimentario, y dentro de él, el del vino, es una “punta de lanza” para la economía castellano-manchega. “Ocupamos cada vez más porcentaje del PIB en el sector agroalimentario y estamos convirtiéndole en una auténtica industria con potencia comercial a marchas forzadas”, ha añadido. Un sector “que se va a beneficiar de redes de promoción y comercialización como las que hay ya a nivel europeo”.

HACER VINO ES TAMBIÉN HACER EUROPA

Los dos millones de habitantes de la región “saben que el vino es un sector fundamental y estratégico sobre el que se sustentan miles de puestos de trabajo, empresas de servicios, empresas de turismo asociadas y gastronomía”, ha apuntado el presidente, y es por ello que asume la presidencia de la AREV “convencido de que hacer vino es también hacer Europa”.

En este punto, García-Page ha defendido el liderazgo europeo en cuanto a producción de vino se refiere, “pues sólo Francia, España e Italia producen la mitad del vino que se elabora en el planeta, y cuentan con el 32 por ciento de la superficie mundial de viñedo”.

Durante su intervención, el jefe del Ejecutivo castellano-manchego ha expresado su “firme voluntad” de presidir la AREV basándose en lo que entiende que deben ser los principios de buena gobernanza “y que son coincidentes con los aplicados por mi Gobierno en Castilla-La Mancha”.

Así, se ha referido al principio de la colaboración, “que será constante, leal y fluida entre todas las partes”; el principio de visibilidad, “puesto que es necesario que el conjunto de la sociedad sea perfectamente consciente de la labor realizada por esta Asociación no sólo en favor de las regiones vitícolas de Europa, sino explicando las consecuencias positivas de su actuación para el conjunto de la sociedad”; el principio de transparencia; y el principio de subsidiariedad, “pues la AREV agrupa a numerosas regiones de distintos países”.

Unos principios, ha garantizado, “que son algo más que una declaración de intenciones”, ya que suponen un “compromiso firme con los viticultores europeos y para con las regiones que entienden el vino como base fundamental de su forma de ser, de vivir y de prosperar”.

UNA ESTRATEGIA PARA MEJORAR EL SECTOR

En este contexto, García-Page ha garantizado que la estrategia castellano-manchega al frente de la AREV “se basará en la actuación en aquellas políticas que resulten de mayor relevancia para nuestro sector” y ha puesto como ejemplo la colaboración en el diseño de una PAC “que compatibilice la producción y el rendimiento económico del sector vitivinícola con la irrenunciable preservación medioambiental y de la biodiversidad”, y la necesidad de contar con una política de recursos hídricos “razonada y razonable”, especialmente en aquellas regiones de la AREV más amenazadas por la escasez de los mismos.

La AREV funciona como un parlamento europeo de la viña y el vino, un foro donde poder examinar conjuntamente la política vitivinícola europea y escuchar las opiniones de los representantes políticos regionales y de los representantes de las zonas de producción. Este foro político-profesional permite alcanzar, si no posiciones comunes en todos los casos, al menos la resolución de posibles conflictos y la elaboración progresiva de un denominador común.

Además de Castilla-La Mancha, otras siete regiones españolas constituyen la AREV. Se trata de La Rioja, Cataluña, Castilla y León, País Vasco, Andalucía, Madrid y Galicia, a quienes acompañan el resto de regiones europeas, procedentes de más de una docena de países, entre ellos Francia, Italia o Portugal, principales productores de vino en la UE. La Unión Europea representa el 45% de las superficies vitícolas totales, el 65% de la producción, el 57% del consumo mundial y el 70% de las exportaciones en términos globales.