Un cabezazo de Dani Güiza en el minuto 88 permitió que la selección española pusiera punto y final a la primera fase de la Eurocopa con una victoria ante Grecia (1-2) y como el único equipo, junto con Holanda y Croacia, que conoce por triunfos todos sus encuentros.
España, que jugó con los menos habituales, aquellos que no habían disfrutado de un solo minuto en lo que va de torneo, se entonó en la segunda mitad cuando imprimió algo más de velocidad en los metros finales y cuando Cazorla, Alonso, De la Red y Fábregas movían en el centro del campo.
El del Arsenal movió a España, igual que Alonso porque fundamental fue el papel de su homónimo en el Liverpool. El donostiarra hizo y deshizo a su antojo y sobre todo creó más peligro que la punta de ataque en los momentos iniciales.
Un lanzamiento desde el centro del campo estuvo a punto de convertirse en el gol de la Eurocopa y otro disparo lejano del vasco se estrelló con el palo. A falta de frescura en las botas de Sergio García o de un entumecido Güiza, obsesionado con el gol, fue Alonso quien encendió la llama española.
Una llama que se apagó de golpe con el gol de Angelos Charisteas. El delantero griego, que dio la corona continental a Grecia en Portugal 2004, conectó un centro de Karagounis tras el saque de una falta lateral que dejó helado al equipo español.
ESPAÑA DESPIERTA EN LA SEGUNDA PARTE
En el segundo acto entró Cazorla y se marchó Iniesta, el único cambio de España en todo el encuentro. El albaceteño lo hizo bien, pero el asturiano volvió a rendir como le gusta a Aragonés. Percutiendo con descaro y sacando centros desde la banda.
España estaba creciendo y Alonso seguía mandando hasta que De la Red enganchó, tras un pase de cabeza de Güiza, el gol que daba el empate (1-1, min.61) e impedía que los de Aragonés llegaran a cuartos con una derrota. El centrocampista del Getafe debutó en partido oficial de la mejor forma posible.
Y desde entonces, la última media hora fue siempre de España. A los de rojo sólo les faltaba el gol para volver a cerrar un partido notable. Y otra vez se repitió la historia, aunque ante Grecia no hizo falta esperar al descuento. Nikopolidis se despidió de la selección y España volvió a proponerse para algo grande.
Güiza, tras un centro medido de Sergio García, dejó a la vigente campeona de Europa vacía de camino a casa, y metió el miedo en el cuerpo a los italianos, que hoy se dieron cuenta de que a España le gusta mover el balón por el suelo porque cuando no lo hace sufre. España sabe cuál son sus armas y sabe cómo tiene que utilizarlas.