Inmerecida derrota del Naturhouse

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30 - Naturhouse La Rioja: Aguinagalde (p), Parra, Guardiola (3), Baskin (4), Amargant (4), Oneto (2), Velasco (6), Gedeón (3), Vigo y Stojanovic (8, 1 de penalti).

31 - Ciudad Real: Sterbik (p), Stefansson (6), Davis (1), García Parrondo (2, 1 de penalti), Chema Rodríguez (1), Jerome Fernández (2 de penalti), Dinart, Laen (3), Hombrados (ps), Kallman (1), Abalo (2), Metlicic (2), Entrerríos (5) y Morros (6).

Parciales: 3-1, 4-3, 6-4, 6-8, 7-12, 11-15 (descanso), 16-16, 18-19, 22-20, 25-24, 28-27 y 30-31. Arbitros: Rodríguez Rodríguez (gallego) y Fernández Baranda (vasco). Excluyeron por dos minutos a los locales Baskin, Amargant y Oneto; y al visitante Dinart.

NATURHOUSE LA RIOJA 30 BM CIUDAD REAL 31

En una palabara: IMPRESIONANTE. Bien podía haber sido éste el partido de las estrellas porque el Naturhouse La Rioja hizo, para muchos, el mejor partido de la temporada y sus jugadores brillaron como nunca. Enfrente tenían al todopodero BM Ciudad Real, con Talant Dujshebaev en el banquillo y Stefansson, Entrerrios y Morros como pilares del equipo. Pero no lucieron como de costumbre, o mejor dicho, no les dejaron.

Y gran parte de la culpa fue del portero local, Gurutz Aguinagalde, que paró tres penaltis (dos a Stefansson y uno a Jerome) y fue uno de los héroes del partido. Pero no fue el único, porque hoy más que nunca, todos funcionaron. El Naturhouse plantó cara a un grande, le puso entre las cuerdas, pero finalmente se impuso la experiencia y algunas anticaseras decisiones arbitrales.

Comenzaba la primera parte con un equipo local muy enchufado, siendo certeros en el ataque y en defensa. Desde el inicio los pupilos de Jota, que jugaba sin los dos cedidos que tiene del Ciudad Real, Belaustegui y Aguirrezabalaga, se apoyaron en su portero, Gurutz Aguinagalde, para sorprender a un Ciudad Real que tampoco forzaba su ritmo, pero que evidenciaba que no está acostumbrado a ir por detrás. Durante un cuarto de hora los manchegos estuvieron descompuestos, sobre todo por su incapacidad para superar al inspirado portero vasco, que realizó tantas intervenciones de mérito.

Pero al cuarto de hora se agotó la fuerza del equipo local y las individualidades del Ciudad Real empezaron a responder en ataque; además los árbitros sancionaron varias acciones de los riojanos con un criterio más que riguroso. Con todo, el Ciudad Real empató a seis en el minuto 16 del partido, con un gol de Davis, se colocó por delante un minuto después y en el 18 obligó al Naturhouse a pedir un tiempo muerto.

Pero el equipo local no consiguió volver a mejorar y cedió una renta de cuatro goles al Ciudad Real, que llegó con ella al descanso. La historia del primer tiempo se repitió en el segundo: un Naturhouse muy motivado y con un portero a un gran nivel frente a un Ciudad Real confiado en su calidad pero más pasivo.

Fruto de ello el partido se volvió a apretar y ya a los 4 minutos el marcador reflejaba un 15-16 que premiaba el esfuerzo local y que pronto se convirtió en una sucesión de empates que se prolongó diez minutos, hasta que en el 14 el equipo de Logroño colocó el 21-20 en el luminoso. Una nueva parada de Aguinagalde a Davis precedió el 22-20 con el que comenzó el último cuarto de hora; otra parada del vasco dio paso a un gol de Gedeón Guardiola, el 24-21, y el Ciudad Real pareció comenzar a inquietarse. Dujshebaev pidió tiempo muerto y colocó a Hombrados en la portería.

Los manchegos demostraron su calidad y marcaron dos goles casi consecutivos y empataron el partido a falta de diez minutos; pero volvieron a bajar en su intensidad y se vieron de nuevo por debajo en la recta final: 29-27 a falta de cinco minutos.

Y entonces llegó el momento de más nervios de todo el choque; los locales veían como todo su esfuerzo no era suficiente ante la calidad individual de su rival, que empató con dos goles de Morros y se colocó por delante con otro de Stefansson.

Entonces el Naturhouse echó el resto para empatar, colocó a Gedeón de portero para atacar con ocho, pero se vio frenado por la dureza de los manchegos y tuvo que conformarse con una derrota.

Pero a pesar de la derrota, totalmente inmerecida, mereció la pena vivir el ambientazo de las gradas de un Palacio abarrotado, que vibró y sufrió en todo momento ante la intensidad del partido. Pero para todos mereció la pena, aunque sólo sea por haber visto dos alley-hop y un golazo de espaldas de Stojanovic.