Investigadores señalan que las señales en el cuerpo de Álex evidencian “bastante fuerza” en el ataque

Rioja2

0

La investigación criminalística evidenció “bastante fuerza” en el ataque que sufrió Álex, el niño de Lardero de nueve años asesinado, presuntamente, a manos de Francisco Javier Almeida después de agredirle sexualmente.

En la cuarta sesión del juicio, por jurado popular, contra Almeida por lo ocurrido el 28 de octubre del 2021, la sala trece de la Audiencia Provincial ha acogido, en primer lugar, el testimonio de los agentes de Criminalística que participaron en la investigación.

Han relatado cómo el que se considera lugar de los hechos, el domicilio de Almeida, presentaba múltiples huellas tanto del niño como del acusado, sobre todo en la estancia que representa la entrada, salón y cocina.

En el dormitorio había pelos de la peluca que, ese día, llevaba el niño al estar disfrazado para la fiesta de Halloween. Además, había unas mallas, de la talla de su edad, que estaban del revés y con la goma “no en su posición natural”.

A los agentes les “llamó la atención” que la ventana del dormitorio estaba “completamente bajada” y la del salón subida con una lucecita.

En la autopsia apreciaron erosiones y abrasiones “pronunciadas”. “Para dejar esas marcas se ha realizado con bastante fuerza”, han relatado los agentes.

Informe psiquiátrico

La noche del 28 de octubre, en la que, presuntamente, Francisco Martínez Almeia agredió sexualmente, y asesinó, al niño Álex, de nueve años, se movía “por sus deseos” y no tenía alteraciones ni por enfermedad mental ni por consumo de alcohol, tal y como refleja el informe psiquiátrico.

En la cuarta sesión del juicio ha comparecido la psiquiatra que realizó el examen pericial cuando el acusado llegó a la cárcel de Segovia.

Almeida les decía que no recordaba nada, pero lo decía con respuestas “poco elaboradas” y sin presentar intranquilidad, lo cual es contrario a la actitud de una persona que no recuerda qué le ha ocurrido. “No sé, no me acuerdo”, decía.

La psiquiatra ha relatado cómo esa noche, tras su detención al encontrarle la policía con el niño muerto en brazos, Almeida pidió un médico y recordó que tenía que tomarse las pastillas de la hipertensión.

En el informe que se le hizo esa noche, y al que ha tenido acceso esta psiquiatra, también se refleja que refirió tener dolor en un costado por una patada.

Todo esto supone, ha explicado, tener consciencia de uno mismo y querer cuidarse. Además, se vio que no estaba bajo los efectos del consumo del alcohol.

En la exploración se indicó que no tenía alteraciones en las funciones: Almeida “recuerda, entiende y comprende”.

El informe psiquiátrico descartó alteraciones en la memoria y la consciencia de Almeida. También, que “conoce la ilicitud del hecho, se mueve por sus deseos, su voluntad y su convicción”.

Almeida ha seguido con detalle las explicaciones de la psiquiatra y, en un momento determinado, ha dado indicaciones a su abogado al oído.