“Correr los Sanfermines es algo especial, no se puede explicar fácilmente”. A Vladimir Gasco le cuesta encontrar las palabras para describir lo que siente cada mes de julio cuando se pone delante de toros de 400 o 500 kilos en Pamplona. Correr los Sanfermines es, para él, una tradición en toda regla. Y es que lleva casi 20 años participando en estos encierros.
Vladimir es de Nájera, tiene 38 años y lleva desde los 19 acudiendo a todos los encierros de San Fermín. Su pasión por los encierros no le viene por tener afición taurina. “No me gustan los toros, pero los encierros me han llamado desde siempre. Desde pequeñito los veía en la televisión, así que cuando me saqué el carné de conducir comencé a ir a Pamplona”.
Así comenzó a escaparse todos los fines de semana del verano a la ribera navarra o a La Rioja Baja a correr los encierros, aunque reconoce que “los de Pamplona son especiales, tienen muy buenos toros, que no se corren en ningún otro sitio”. No ha faltado nunca a ningún encierro de San Fermín, salvo un año, por razones de causa mayor: “sólo he fallado el verano que me casé”.
Vladimir no es el único riojano que se desplaza cada año a Pamplona con este motivo. “Somos muchos, yo voy con gente de Logroño y también de Oión, de Zaragoza...”. Al final, la adrenalina que se suelta en tan sólo cinco minutos y la experiencia de repetir encierro tras encierro unen mucho. “Nos conocemos todos, llevamos toda la vida corriendo”.
La emoción les embarga en el momento en el que suena el cohete y se va acercando el momento. Es un momento muy masificado, al que acuden muchos turistas extranjeros y también muchas personas que desconocen cómo ha de correrse un encierro. Sin embargo, a Vladimir no le molestan: “Una vez que empiezas, los que más te estorban son los que saben. Hay mucha gente buena, de todos los pueblos de España. Esa es tu verdadera pelea”.
Una pelea que se ha saldado, hasta ahora, tan sólo con algún que otro susto -caídas y golpes, pero ninguna cornada- y que este najerino volverá a repetir a partir de este viernes. ¡Mucha suerte!