La situación afecta a 12 millones de personas residentes en EE.UU., casi el doble que el año pasado (6,6 millones), según Mark Zandi, responsable de la consultora Moody's Economy, en declaraciones a la agencia Reuters.
“La raíz del problema es que millones de propietarios están con el agua al cuello por el pago de sus viviendas”, dice este experto. En esta situación, cualquier gasto imprevisto basta para que se llegue al impago, y dado que la venta de casas ya está bastante mal, eso sólo empeoraría el problema, retrasaría la recuperación del mercado de viviendas y añadiría presión a los bancos, añade.
Ya se aprecia un desplome en el gasto de los consumidores, ya que muchas personas hacen frente a los pagos de sus hipotecas restando otros gastos asociados al estilo de vida.
TIERRA DE NADIE
Un ejemplo que cada vez se da más en el mercado norteamericano es el de empresas como la promotora de Cabo Coral, una zona residencial de Florida que era una mina de oro hace sólo tres años y que ahora mismo parece tierra de nadie.
En Cabo Coral hay centros comerciales sin actividad alguna, calles repletas de casas por vender o que han sido abandonadas y, sobre todo, mares de letreros de 'Se vende', el síntoma inequívoco de que no se vende nada. Con la caída de los precios de la vivienda, que se calcula que será de un 10 por ciento, Zandi afirma que habrá 14,6 millones de propietarios en bancarrota a la altura de septiembre del año que viene.
“Los precios de las casas se han desplomado, y al tiempo hay muchos ciudadanos que han pagado sólo partes muy pequeñas de sus deudas, o que han solicitado otros préstamos para seguir manteniendo sus casas”, afirma.
Economistas como él se muestran preocupados porque la crisis de la vivienda acabe mostrándose aún más grave y supere en cuantía a la aportación del Gobierno (700.000 millones de dólares) para recapitalizar los bancos.