La NASA ha publicado un informe nada alagüeño para la selva amazónica. Actualmente la zona se recupera de una gravísima sequía que permitía en determinados tramos cruzarlo a pie o simplemente cruzar a nado de extremo a extremo en algunas orillas apenas visibles en otras épocas.
Los científicos analizan este período seco, que alcanzó su récord en 2010 y del que parece empezar a recuperarse. No obstante, el Amazonas es una de regiones más sensibles del planeta al cambio climático. Tanto es así que en la sequía sufrida se perdió una superficie verde que equivale a tres veces y media el tamaño del estado de Texas, en EEUU.
Las imágenes de la NASA, captadas desde el espacio, mostraban la manera en la que había cambiado la morfología del río, perdiendo gran parte de afluentes y del color verde que habitualmente suele visualizarse desde el espacio exterior. Los científicos, que estudian estos modelos informáticos, están preocupados porque los bosques amazónicos son extremadamente sensibles a los cambios de humedad. Si persisten estas alteraciones lo que hoy son áreas de selva frondosa, mañana quedaría reducido a una extensión de sabana y pastizal. Nada que ver con la Amazonia que se conoce hoy en día. Además, al resultar una región tan sumamente vasta, el carbono que liberaría a la atmósfera la madera podrida de tantísima vegetación sólo contribuiría a aumentar el calentamiento climático.
El estudio, en el que ha trabajado un equipo internacional de científicos, prevé que la sequía de 2010 se repita nuevamente poniendo en riesgo la estabilidad de uno de los mayores ecosistemas del mundo.
El análisis de los datos espaciales, obtenidos por MODIS,TRMM y NASA, confirman la reducción de un millón y medio de kilómetros cuadrados, más de cuatro veces el área afectada por la sequía del año 2005.
En algunos casos, incluso, los registros del descenso del caudal ha sido histórico: el Río Negro, que va a morir al Amazonas se halló en su punto más bajo en 109 años de mediciones frente a la sequía de 2005 cuando quedó en el octvo registro más bajo. Además en tan sólo dos meses de agosto a octubre de 2010 los niveles de caída no tenían precedentes, en general, en el Amazonas.