Recuperada. La UDL aprendió la lección. Eso parece. Lo vivido ante el Oviedo B fue un accidente. Ya se ha pasado página. La mejor manera de confirmarlo era ganar con cierta solvencia en casa del colista. Un 0-2 que deja la sensación de que los riojanos aún pueden pelear por el subcampeonato (a 4 de los burgaleses). Cuando se gana y se recortan puntos, todo es posible. El caso es que la tercera plaza se consolida tras la derrota del Barakaldo (5 puntos de diferencia), mientras que el filial ovetense, empujado por su victoria en Las Gaunas, se acerca al ‘play off’.
El caso es que los hombres de Sergio Rodríguez buscaron los 3 puntos desde el comienzo, lo cual es de agradecer en un bloque que acostumbra a ser más expectante a domicilio. Pero más allá del triunfo, siempre importante, la jornada deja dos lesionados. Lo de Paredes puede ser algo más largo y veremos si puede disputar algún minuto antes de la segunda fase de la temporada, mientras que Marcos André acabó siendo sustituido después de cojear y que se le subieran los gemelos. Lo del brasileño, aparentemente, no es preocupante.
En cuanto al juego, la verdad es que la UDL tiró de oficio, de más pegada y de solidez defensiva para superar a un Vitoria con mínimo bagaje ofensivo. Le bastó un primer tiempo aseado para certificar con dos goles, el segundo en la antesala del descanso, una victoria importante que debe devolver la confianza en lo realizado sobre el terreno de juego y el trabajo efectuado hasta la fecha.
Contrario a lo que podía imaginarse, la UDL salió convencida de que tenía que ganar en Llodio después del patinazo del otro día en Las Gaunas ante el Oveido B. Sergio Rodríguez, además, modificó sus piezas. Compuso por primera vez esta temporada, una banda izquierda con Paredes e Iñaki, mientras que dejó en el banquillo a Salvador por Olaetxea. Modificaciones que dieron empuje por el costado zurdo al liberar de las cuestiones defensivas al calagurritano, mientras que el exjugador del Gernika fue un fiel escudero de un jerárquico Andy durante la primera mitad.
Precisamente el centrocampista fue el que dio el primer aviso de los blanquirrojos -en Ellakuri con la segunda equipación- con un remate de cabeza que detuvo Areitio. Apenas dos minutos y ya se había buscado un lanzamiento entre los tres palos. Oportunidad que obligó al Vitoria a estar más pendiente de defender que de generar ante Miguel. Caneda lanzaba una diagonal para que Iñaki asistiera a Ander Vitoria, que tras girarse no pudo rematar como le hubiera gustado, de hecho se fue a córner. Volvería a merodear el área local con dos acciones seguidas, la segunda en un saque de esquina que Marcos André remató.
En la siguiente, hubo premio. Peinada de Marcos André, control con el pecho de Ander Vitoria y dejada para que Andy, con colocación, superara a Areitio, protagonista hasta el descanso evitando que los suyos se marcharan al descanso con un marcador en contra más amplio. Cierto que con el 0-1, el Vitoria demostró algo de orgullo, pero poco fútbol para intimidar a una UDL aparentemente cómodo sobre el césped artificial.
Los riojanos bajaron un poco el ritmo, ya no necesitaban ese tanto que tanto cuesta hacer a domicilio. Eso no quita para que los logroñeses gozaran de dos grandes oportunidades que desbarató el portero del Vitoria. Dos acciones similares en las que Areitio demostró capacidad de aguante en el uno contra uno, puesto que ni Ander Vitoria ni Marcos André pudieron batirlo. Sin embargo, cuando parecía que todos se daban por satisfechos con el 0-1, hubo una falta lejana donde Areitio, soberbio por abajo, midió mal su salida y Marcos André se anticipó para peinar y encarrilar el duelo.
En la segunda mitad apenas hubo aproximaciones. El juego fue más trabado y embarullado. La UDL no estaba exigida, así que no pisó el acelerador, no lo necesitaba. El Vitoria, carne de cañón de Tercera, se mostraba impotente, por mucho corazón que le pusiera. Fagoaga buscó alternativas, con Regis y después con una doble sustitución, pero le costaba un mundo provocar dudas a una zaga seria y sólida. Y eso que Paredes puso la mala noticia de la tarde por una lesión muscular, lo que obligó a Iñaki a retrasar su posición, mientras que Santos ocupaba la demarcación del riojabajeño.
Tampoco acabaría la contienda Marcos André con diversas molestias, también musculares. Entre tanto, el partido era tedioso para el espectador. No pasaba absolutamente nada. La UDL estaba a gusto. No le importaba generar porque obligaba a su adversario a golpear sin sentido para no sufrir ningún contratiempo. De hecho, Miguel no tenía que intervenir, una muestra de que el bloque blanquirrojo se había recuperado del accidente vivido siete días atrás.
Pese a esta dinámica en los instantes finales el marcador pudo variar, ya que el Vitoria se dejó ver en el área riojana con un recorte de Brani y un posterior tiro cruzado, mientras que a renglón seguido fue Pedrito el que tuvo en sus botas el poder inaugurar su cuenta goleadora, pero Areitio evidenció, otra vez más, reflejos. Prácticamente, ahí acabó un partido decantado en la primera mitad donde la UDL exhibió una mayor aspiración que su rival.