50 millones de euro. Esta es la cifra que será destinada a la preparación de la ciudad de Madrid a la visita del papa por parte del estado (25 millones de euros sacados del erario público) y de varias empresas privadas como Telefónica, el Banco Santander, Iberdrola o El Corte Inglés.
“Evento de interés especial”
Al no tratarse de una visita oficial de un jefe de estado ni de un evento ciudadano, como por ejemplo es el Orgullo Gay, la visita de Joseph Razinger ha sido clasificada como “evento de interés especial”, es decir al mismo nivel de uno Juegos Olímpicos. Esto hace que las grandes empresas patrocinadoras podrán gozar de importantes beneficios fiscales que, según informa el diario Público, alcanzarán exenciones sobre hasta el 80% de los fondos.
Más allá del dinero directamente invertido, el Gobierno ha asegurado su gran esfuerzo para con los peregrinos que acudirán a la Jornada Mundial de la Juventud (15 -22 de agosto), en el marco de la cual Benedicto XVI llegará a Madrid. Por esto alquilará para ceder de forma gratuita el Palacio de los Congresos del Paseo de la Castellana y cederá el aeródromo de Cuatro Vientos sin coste alguno para los organizadores del evento.
Albergues en los centros escolares
Para que los asistentes al evento religioso no se enfrenten a ninguna incomodidad, 800 centros escolares mdirleños se quedarán abiertos a lo largo del mes de agosto para poder acoger al más de un millón de personas que llegarán a la capital española, según la estimación de los organizadores de la JMJ. Gracias a un convenio firmado por el Gobierno, la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento, la organización no tendrá que hacerse cargo del coste del “auxiliar de control” que las escuelas tendrán que poner a disposición. De esta manera, centenares de conserjes tendrán que trabajar días extra en agosto para atender a estas necesidades que convertirán las aulas públicas en albergues gratuitos para religiosos.
También la movilidad madrileña se arrodillará frente al máximo representante de la Iglesia católica: el consejero de Transporte de la Comunidad ha asegurado que pondrá a disposición de los visitantes dos abonos especiales a precio reducido. También los servicios de sanidad y seguridad serán a cargo de las arcas pública, así como la limpieza necesaria durante y una vez acabado el evento.
Según el arciobispo de Madrid Rouco Varela los gastos no tienen que ser un motivo de preocupación.“No hay cosa más económica que rezar”, aseguraba a finales de Mayo en el marco de una conferencia convocada por el Foro de la Nueva Sociedad en Madrid. En base a sus estimaciones, las ganancias para la ciudad y para el estado llegarán a los 100 millones de euros, aunque no ha especificado en qué tipo de actividades los fieles se gastarán esta suma de dinero.
Críticas laicas y religiosas.
Además de las criticas de varios partidos políticos y organizaciones laicas que señalan la incompatibilidad de una esfuerzo económico tan alto en una época de profunda crisis y recortes diarios, severos juicios han llegado también de varios sectores de la iglesia católica.
A principios de esta semana el Foro de Curas de Madrid, formado por 120 curas que trabajan en zonas desfavorecidas de la ciudad, ha declarado su indignación frente a cómo se está organizando la visita del papa. El trato privilegiado conferido a la Iglesia en este caso representa “un escándalo originado también al comparar la facilidad con que los poderes públicos financian este acontecimiento, por un lado y, por otro con tantos recortes en recursos económicos y en derechos sociales como se está exigiendo a la mayoría de los ciudadanos”, afirman en un documento publicado en su página web. El alto coste del evento y su estructura, aseguran, “no se compagina con el estilo de Jesús en el Evangelio”.
También monjas de varias órdenes se verán afectadas en sus hábitos religiosos por la visita del Papa.
En una circular emitida por los organizadores de la JMJ se subraya que “las postulantes, las novicias y las profesas, para poder participar, tendrán que llevar su respectivo hábito” si quieren acudir a la cita con el Papa prevista para el 19 de agosto en el escoliar.
Sin embargo, muchas 'hermanas' están enviando cartas de protesta a la organización, recordando que “el hábito no hace al monje”: la congregaciones más importantes en territorio español no llevan hábito, sino que visten 'de calle', costumbre soportada por sus constituciones.