Un policía de Lardero, que ha testificado hoy en el juicio contra Francisco Javier Almeida, acusado de agredir sexualmente y asesinar al niño Alex, ha informado de que la policía recibió “una semana anterior” de este suceso “una llamada alertando de una situación parecida”.
La Sala 13 de la Audiencia Provincial de Logroño acoge, hoy, la segunda sesión del juicio, por jurado popular, contra Francisco Javier Almeida, de 55 años, al que el Fiscal pide prisión permanente revisable por un delito de asesinato; y quince años de cárcel por un delito de agresión sexual, ambos cometidos sobre el niño Alex.
En la sesión de hoy han comenzado las testificales dos policías locales, uno de Lardero que acudió a una llamada, y otro de Arnedo que no estaba de servicio pero pasó con su moto y vio el “revuelo”. Éste último ha contado que los niños “le ponían cara” a Almeida y tenían, incluso, localizado el portal donde vivía.
“En el barrio se oía, desde hacía tiempo, que había una persona, un tanto extraña, que se había acercando a los niños”, ha contado este policía que, también, ha aportado varios detalles, uno de ellos que Almeida “estaba muy tranquilo”, cuando lo detuvieron.
También que “no podía tener afectada” la movilidad, aunque Almeida afirmó ayer en el juicio que iba muy borracho, “cuando bajó de un tercero a un segundo, por las escaleras, con un niño en brazos de 35 kilos”. Este policía, además, ha aportado que la actitud de Almeida fue “de esconder” al niño y, “si vas a pedir ayuda”, como alegó ayer Almeida, “no te das la vuelta y escondes al niño”.
Ese día, 28 de octubre del 2021, la policía acudió al parque de Entre Ríos, en Lardero, y al llegar, se entrevistó con la madre de Alex, que les enseñó una foto y les contó que se había ido con un señor con una chaqueta azul.
Según han relatado, cuando salieron les dice una madre que su hijo le traslada que vive enfrente de donde estaban buscando, entonces acuden y el resto de niños les dice la descripción y que vive en el tercero. Empezaron a llamar hasta que un vecino abre el portal, entran en el ascensor y al vecino que había abierto le dicen que suba por las escaleras por protocolo de pandemia.
Cuando llegan al tercero oyen un grito, del vecino que subía por las escaleras, bajan por las escaleras y encuentran a Almeida con el niño en brazos cuando justo se abre la puerta del ascensor.
Almeida les dice que Alex está “inconsciente” y los policías le preguntan: “Qué es lo que has hecho”. Almeida no pidió ayuda y a los policías les dio la sensación de que lo habían sorprendido. El niño se le “escurría” de los brazos.
Un tercer policía, de Lardero, ha relatado cómo los niños habían alertado de que un señor les había invitado a ver los pajaritos que tenían en casa.
La niña que dió la voz de alarma dijo que Almeida se llevó a Álex agarrado
También ha testificado el padre de la niña que dio la voz de alarma: “Papá, papá un señor se está llevando a Alex”, pero sólo pudo llevarles hasta el pasaje donde ella, ya, tiene prohibido ir sola y, por tanto, no había podrido ver más. Se inició una búsqueda febril y, a los pocos minutos, dieron aviso a la Guardia Civil.
“En el barrio se decía que había una señor que decía a los niños que les quería enseñar unos pajaritos. Mi hija me dijo que a ella le había dicho pero ella dijo que no. Mi hija debió ser la primera ese día pero, ante la negativa, se llevó a Alex”, ha relatado al tiempo que ha indicado: “Mi hija me dijo que se lo llevó agarrado” a Alex.
Este padre había visto a un hombre en un banco y, cuando su niña le contó quién se había llevado a Alex se dio cuenta de que era el mismo. En ese momento casi no lo había llegado a distinguir porque estaba oscuro.
“Soy el que ha matado al niño de Lardero”
El director de la cárcel de Logroño ha declarado también como testigo. Ha contado cómo Almeida entregó, en mano, una carta a un funcionario que llegó al director. La carta, que ha sido exhibida como prueba a petición de la fiscalía, comenzaba diciendo: “Soy el que ha matado al niño de Lardero, sé que no tengo perdón y siento el daño que he causado a la familia”.
Con “todo respeto” se dirige al director de la cárcel diciendo que no tiene quien le “asista” y pidiéndole “ayuda”. Esta carta la escribió después de estar en la cárcel de Segovia y el director ha explicado que él no “intervino porque vino ya en tercer grado”.
Almeida se encontraba en libertad condicional en el momento en el que ocurrieron los hechos. Estaba cumpliendo una pena de treinta años de prisión por el asesinato y agresión sexual a una trabajadora de una inmobiliaria de Logroño ocurrido en 1998. También cometió otra agresión sexual a una joven en 1989 y condenado a siete años de cárcel.
Las pruebas muestran una muerte “extremadamente violenta”
El agente que ha dirigido la investigación tras el asesinato del niño Alex, de nueve años, presuntamente a manos de Francisco Javier Almeida, ha afirmado hoy, en base a las evidencias, que fue una muerte “extremadamente violenta” y una agresión sexual “más todavía”.
Fue el primer agente de la Policía Judicial en llegar al escenario de los hechos y ha señalado que el acusado tuvo un “comportamiento normal”. El fiscal le ha mostrado las imágenes del ascensor, tanto cuando baja a la calle como cuando sube con el menor.
Ha negado algún tipo de deambulación, como ha alegado Almeida en su única declaración. De hecho, ha indicado que le da “indicaciones específicas” al menor para que no le vea ningún vecino con él.
El niño “fue engañado” ha dicho explicando que así lo saben por los demás niños que estaban en el parque: “Claramente le persuade, engaña y convence, pensando va a ir a ver una mascota. Convence al crío para que le siga al acusado hasta su domicilio”.
A las 20:07 del 28 de octubre del 2021, según se ve en las imágenes del ascensor, Almeida se dirige al parque y se sienta en un banco “a observar”. “Está seleccionando a la víctima más vulnerable, le convence con un lenguaje entendible a un menor y consigue que le acompañe”, ha relatado al tiempo que ha insistido en que no se advierten “sospechas de ningún tipo de sustancia” en Almeida.
En cuanto al escenario del crimen, las señales, ha explicado este especialista, hablan de un estrangulamiento por la espalda, y de que el niño intentó defenderse pero no tenía posibilidad. Fue un “desequilibrio de fuerzas” que “recalcan la indefensión del menor”, ha dicho.
También hay evidencia, ha explicado, de que la agresión sexual se produjo antes de la muerte por asfixia. Además, se ve por las pruebas la “precipitación” con que salió de casa después del hecho, dado que ni llegó a vestir del todo al menor y él se dejó la bragueta abierta.
Por último, han relatado que bajó por las escaleras, porque “tenía más posibilidades de detectar si se encontraba con alguien que saliendo del ascensor y llevaba las llaves del coche. Pasaron unos quince minutos”. Las evidencias sitúan al menor, sin dudas, ha contado este agente, en el dormitorio de Almeida.
La investigación fue una suma de testimonios, inspección ocular y todas las muestras que se recogieron. “Evidencias, no hay juicios de valor”, ha asegurado.