Logroño en Bici es uno de los muchos colectivos que están en contra de la ley (hoy entra en vigor) que obliga a los menores de dieciséis años a llevar el casco de bicicleta en las ciudades, una ley que tildan de “anticiclista”. Uno de sus integrantes, Julio Romero, matiza que no censuran el uso del casco sino que rechazan “su obligatoriedad”.
La bicicleta, dice, “es un vehículo fácil para recorridos cortos de forma que medidas como ésta desincentivan la movilidad sostenible”. Está comprobado, explica, “que cuantos más ciclistas hay, más segura es la ciudad y lo que va a provocar esta Ley es precisamente lo contrario, que se reduzca el número de ciclistas, que conductores de otros vehículos se relajen y aumente el número de accidentes”.
“En Australia se implantó la obligatoriedad de llevar el casco y en dos años la siniestralidad aumentó un 58%”, destaca.
Para Romero la seguridad radica en lo que hay dentro del casco. “Hay muchos nuevos usuarios que sí llevan casco pero no se preocupan de aprender cómo moverse en bici por las ciudades”. No estamos ante una política de seguridad, insiste, ya que la Ley no incluye ninguna medida de seguridad activa que beneficie al ciclista. De hecho, las cifras que la DGT ha hecho públicas recientemente demuestran que la mortalidad de ciclistas en zonas interurbanas ha aumentado, pese a que hace ya más de diez años que el casco es obligatorio en estas vías.
Otra de las razones esgrimidas para implantar esta Ley es la conveniencia de ir concienciando a los jóvenes en el uso del casco y para Romero, “el imponer obligaciones no es en absoluto una política de educación y concienciación”. Estamos más bien, apunta, “ante una política represiva y totalmente desproporcionada si se tiene cuenta la sanción que la sanción lleva aparejada”.
Moverse en bici es algo más que llevar casco, asevera. “Moverse en bicicleta por las ciudades es algo parecido a lo que hacen las personas mayores que llevan toda la vida moviéndose en bici, personas que utilizan la cabeza y han aprendido cómo hacerlo por ciudad”.
Conviene recordar la actitud de la concejal del Ayuntamiento de Logroño y diputada por La Rioja en el Congreso, Concepción Bravo. Bravo votó como concejal en Logroño a favor de la moción con la que su grupo municipal (PP) solicitaba al Gobierno de España la no incorporación del casco para circular en bicicleta por la ciudad mientras que, como diputada en Madrid, se opuso a la Proposición no de Ley del Partido Socialista que pedía exactamente lo mismo; la eliminación de tal obligatoriedad.
En definitiva resume, “a los políticos no les preocupa la movilidad sostenible porque medidas como la obligatoriedad del casco desincentiva el uso de un vehículo fundamental para esta movilidad. Tampoco les preocupa la seguridad del ciclista porque la norma no introduce ninguna medida de seguridad activa que beneficie los desplazamientos ciclistas y menos aún han tenido en cuenta la voz de los colectivos del sector cuyas opiniones no han sido valoradas”.
“Los políticos intentan subirse al carro y trasladar una imagen de modernidad cuando nos hablan del uso de la bicicleta en las ciudades. Nos venden los carriles bici como algo novedoso cuando estamos ante algo desfasado, de los años cuarenta, porque se sigue restando espacio al peatón y primando el uso del coche, el medio de transporte más ineficaz en ciudad”, concluye.