El proyecto definitivo del Centro de Cultura del Rioja estará listo en mayo

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El Centro de Cultura del Rioja espera, tras la aprobación por parte de la Junta de Gobierno Local de su proyecto básico la pasada semana, el Informe de la Comisión de Patrimonio Histórico Artístico. Tras su pronunciamiento, el Ayuntamiento prevé poder aprobar el definitivo proyecto de ejecución de la obra en mayo de 2009.

Al menos, así lo han asegurado el alcalde de la ciudad, Tomás Santos, y el concejal de Casco Antiguo, Ángel Varea. Santos, que ha vuelto a mostrar su convencimiento de que el futuro Centro de Cultura del Rioja está llamado a ser “un importantísimo foco de atracción en Logroño”, ha asegurado su “satisfacción” por la elección del estudio Jesús Marino Pascual como adjudicatario del proyecto.

En la misma línea, se ha expresado Varea, que ha recalcado su “enorme confianza” en que el futuro Centro “transforme” el Casco Antiguo y se convierta en su “motor”, permitiendo desde el “corazón de la ciudad” aunar enoturismo y Camino de Santiago.

Pero ha sido el arquitecto firmante del proyecto, Jesús Marino Pascual, el encargado de detallar este viernes el proyecto. Más de 4.750 metros cuadrados de superficie útil para el centro, unidos a más de 1.200 metros cuadrados de zona residencial, que se sitúan entre las calles Mayor, Ruavieja y Mercaderes.

El proyecto pretende así varios objetivos, según ha enumerado Marino Pascual, entre los que se cuenta el convertir al lugar en un sitio de referencia y revitalización del Casco Antiguo, de entrada turística y atracción y de espacio de representación de agentes públicos y privados relacionados con el vino. Pero, al mismo tiempo, se ve obligado a la habilitación de las viviendas aledañas.

Todo ello habría de hacerse siempre respetando la Casa de la Virgen o Palacio de los Yanguas, un edificio renacentista protegido de valor histórico y artístico para la ciudad pero que había sufrido “traumatismos” importantes como el recorte de su fachada, por ejemplo.

El proyecto afronta todo ello, según ha explicado Marino Pascual, con la intención de lograr de la manera más “funcional y natural” posible “una gran dotación cultural”, capaz de convivir con la “traza medieval” que caracteriza a las calles de la ciudad sin renunciar a constituirse como “elemento de gran dimensión”.

Para ello, en primer lugar, el proyecto recupera la Casa de la Virgen dotando al edificio -sobre todo, en su fachada de Ruavieja-, de una nueva nobleza. Se recupera así, por ejemplo, un peculiar balcón en esquina, del que hoy sólo queda una mitad.

Por otra parte, en el interior, se ubica un gran espacio central, al que dan las traseras (siempre cubiertas) de las viviendas, que sirve de articulador de todo el edificio, y tiene una gran peculiaridad. Estará cubierto por unos planos inclinados de vidrio blanco en el exterior que actuarán “de gran lámpara” que iluminará este espacio central.

ELEMENTOS SINGULARES

El patio tendrá tres accesos en calle Mayor, Ruavieja y Mercaderes, siendo éste último el principal. Por él, el visitante accederá al patio, que actuará de sala de uso polivalente, y de él, a la tienda, el vinobar y el acceso al Centro de Cultura de Rioja en sí mismo que ocupará la Casa de la Virgen en sus tres plantas.

Al otro lado del patio, las antiguas dependencias del Palacio de los Yanguas se destinarán a espacios auxiliares “de gran versatilidad” para exposiciones o conferencias. Pero si algo ha llamado la atención del proyecto desde el principio es el denominado “botellero”, elemento que, según afirma Marino Pascual, permite introducir algo tan contemporáneo como la luz artificial en los edificios y hacerlo, además, a través de la transparencia.

El 'botellero' consistirá en un 'muro semitransparente', formado por unos cilindros de vidrio que irradiarán luz desde el interior para iluminar el exterior de manera “tenue”, consiguiendo así, según el arquitecto, el efecto deseado por el Centro de convertirse en elemento “de vida” en el Casco Antiguo.

En el subsuelo, por último, se ubicará el calado. Un espacio amplio en el centro facilitará el recorrido por el mismo. A los lados de éste, se abrirán espacios laterales de exposición y los accesos a los calados originales de la Casa de la Virgen y Ruavieja.

En contra de lo que en principio se barajó, el proyecto no contempla poner un suelo acristalado desde el que poder observar los lagos encontrados bajo el edificio. Dado la dificultad técnica para hacerlo, finalmente se ha optado por incluir en el pavimento del patio un “dibujo” de su situación para conocimiento de los futuros visitantes.