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Los parques infantiles de Logroño suspenden en protección solar

Rioja2

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No falta nada para que autoridades sanitarias, sociedades científicas y expertos se den la mano para lanzar la campaña Euromelanoma 2009 (25 de mayo), que informa sobre los riesgos para la salud de tomar el sol de forma imprudente. La campaña se adelanta a la llegada del verano porque, en primavera la piel, que ha estado a buen cubierto durante otoño e invierno, es especialmente vulnerable.

Todos recordarán al ciudadano la importancia de utilizar barreras físicas (prendas ligeras y de colores claros, sombreros...) y químicas (cremas con protección solar), y aconsejarán evitar las horas en las que la radiación es más intensa (entre el mediodía y las cuatro de la tarde). No obstante, éste puede tener a su favor un entorno protegido o verse obligado a pasar horas de ocio a pleno sol. En Logroño hay parques favorables y otros más 'difíciles' en cuanto a protección solar.

Eva Fernández dermatóloga del Hospital San Pedro, considera importante tener presentes las consignas de prevención “fuera del contexto de la piscina o la playa” y, lamenta que “en la mayor parte de los parques infantiles los niños están desprotegidos, a pleno sol”. Aunque hay iniciativas en marcha en beneficio de la protección solar, muchas de ellas en colaboración con las autoridades, “no hay ningún proyecto que haya abordado este problema en el ámbito municipal, lo cual sería muy deseable”.

En El Paseo de El Espolón hay áreas extensas de bancos a la sombra, así como trayectos para dar pequeños paseos, y sólo la explanada central está totalmente soleada.

El Parque del Carmen, entre las calles Villamediana, Belchite y Pío XII 26003, es uno de los más protegidos del sol, tanto en la zona de juegos para los niños como en los bancos y pequeños caminos. Incluso la terraza del bar tiene una considerable proporción de mesas en la sombra.

El Parque de las Chiribitas, entre las calles Calvo Sotelo, Milicias, Jorge Vigón, General Sanjurjo y Obispo Rubio Montiel 26004 (Logroño), recientemente reformado, incluye un trayecto protegido por los árboles, pero las zonas de juego infantil están bastante expuestas, una constante en casi todas las zonas recreativas.

Lo mismo pasa en González Gallarza (entre las calles Pérez Galdós, República Argentina, Somosierra y Menéndez Pelayo), al abrigo de los árboles casi en su totalidad... excepto donde los niños acuden a jugar.

En el Parque del Ebro (margen derecho del río Ebro a su paso por Logroño), dada su extensión, hay un poco de todo pero, en general, durante un paseo relativamente largo hay que estar preparado para una considerable exposición directa a la luz solar. En su prolongación hacia el Parque de La Ribera, un paseo supone obligatoriamente una buena cantidad de radiación solar, lo que habrá que tener en cuenta para armarse con barreras físicas (sombrero y demás) para evitar la exposición excesiva.

Un lugar donde existe la posibilidad de elegir entre juegos al sol o a la sombra es el logroñés Parque de San Adrián, que cuenta con una zona de juegos y bancos (eso sí, no muy grande) a la sombra y una explanada bastante más amplia (junto a la fuente) en la que prácticamente no hay árboles bajo los cuales cobijarse. Curiosamente, es en la zona más expuesta en la que se han situado los toboganes grandes, los columpios y otros juegos.

Uno de los parques en los que más difícil es hacerse con un rincón protegido del sol es el del Semillero. Aunque hay algunos árboles, la pista para jugar al balón, así como gran parte de los bancos y el área infantil están a pleno sol tanto por la mañana como por la tarde. Quien tenga un buen libro que lo mantenga bajo un árbol, sin moverse sí podría cobijarse, pero eso deja el disfrute de este parque con seguridad desde el punto de vista del sol sólo a los adultos.

También dentro de la ciudad, son demasiado jóvenes los árboles del Parque de San Miguel, donde la zona infantil y los paseos están expuestos por igual. Es un problema que comparte con el Parque de los Picos de Urbión (en La Cava-Fardachón), donde sólo la sombra que proyectan algunos de los edificios colindantes permite evitar el sol, ya que a los árboles les falta aún tiempo para ejercer plenamente su papel de protectores.

En La Grajera hay bastantes áreas debidamente protegidas del sol por árboles de gran tamaño, pero las rutas para pasear que se alejan de la zona del estanque, desde las cuales las vistas son más espectaculares, también requieren llevar a mano toda la protección solar posible, porque carecen de barreras naturales.