El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, António Guterres, y el Director General de la OIM, William Swing, finalizaron una misión conjunta a Túnez el jueves en la que recibieron nuevas garantías por parte del Gobierno de Túnez de que la frontera permanecería abierta para todas las personas que huyan de la violencia en Libia.
Las llegadas han continuado en la frontera a un ritmo de unas 2.500 personas al día. Al mismo tiempo, los vuelos de evacuación no son suficientes para hacer frente a las llegadas, dado que sólo parten de Túnez entre 800 y 1.200 personas cada día. Actualmente hay 17.000 personas en el campamento de tránsito de Choucha. Hay personas de 25 nacionalidades diferentes, la mayoría bangladesíes. Todos ellos están a la espera de ser repatriados o de otras soluciones.
En este momento hacen falta unos 70 vuelos de larga distancia, aunque ACNUR sigue agradeciendo las contribuciones de los donantes para fletar vuelos, que se están usando para acelerar el número de salidas.
Los recién llegados a Túnez continúan describiendo muchos puestos de control entre Trípoli y el punto fronterizo de Ras Adjir. De acuerdo a los informes, habría más de 100 controles. ACNUR ha recibido muchos testimonios según los cuales en estos puestos de control se incautarían teléfonos, tarjetas SIM y dinero en efectivo. También hemos recibido numerosas denuncias de amenazas y discriminación basadas en el color de la piel en todo el país.
Un joven de Zimbabwe, entrevistado en Túnez, ha contado que huyó de Trípoli después de que unos criminales entraran en su casa y atacaran a su madre y a su hermana, quemándolas vivas tras rociarlas con gasolina. “No puedo dormir, estoy obsesionado por la visión de esta escena,” dijo. “Ahora no tengo a nadie”.
Los intensos combates en el oeste limitan el acceso a los hospitales y muchas personas que llegan dicen que estaban demasiado asustados para salir de sus casas e ir en busca de comida. Según los refugiados somalíes y eritreos que acaban de llegar a Túnez, algunos de sus amigos y familiares siguen en Trípoli porque tienen miedo de viajar hacia la frontera.
El personal de ACNUR continúa atendiendo una línea de asistencia telefónica durante las 24 horas para los refugiados y los solicitantes de asilo en Libia. Hasta la fecha hemos recibido cerca de 800 llamadas de refugiados y solicitantes de asilo en Libia, así como de sus familiares en el extranjero. Muchos de los refugiados están solicitando asistencia y documentación a ACNUR, un servicio que estamos ofreciendo en Trípoli. Los refugiados continúan expresando su temor a verse atrapados en medio de los combates, su falta de recursos y su deseo de ser evacuados.
En el campamento de Choucha en Túnez, la frustración se transformó en cólera el jueves y algunos grupos de bangladesíes comenzaron a reunirse y a provocar cargas en el campamento. La manifestación culminó con una costumbre de Bangladesh, un hombre fue llevado a hombros por la multitud por la carretera principal hacia la frontera. Los manifestantes pidieron a su gobierno que les repatriara y le demandaron comida.
A principios de esta semana, el Gobierno italiano evacuó a 58 eritreos de Trípoli. Este grupo incluía a 20 familias, la mayoría mujeres y niños. ACNUR ha elogiado al gobierno italiano por llevar a cabo esta importante iniciativa humanitaria.
En la frontera con Egipto, en torno a 4.500 personas, en su mayoría bangladesíes, continúan desamparados. Según el personal de ACNUR la mayoría de las personas están durmiendo al raso. El personal de ACNUR ha descrito unas condiciones muy precarias, con frío intenso y lluvia que se suman al sufrimiento de estas personas.
Por su parte, el gobierno argelino ha informado oficialmente a ACNUR de que sus fronteras están abiertas para todas las personas que huyan de Libia. Un equipo de ACNUR se desplegará en la frontera en breve.
Hasta la fecha, más de 230.000 personas han huido de la violencia en Libia, incluyendo a 118.000 que han huido a Túnez, 107.000 a Egipto, más de 2.000 a Níger y más de 4.300 a Argelia.