Según un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA), más de cuatro millones de personas de países con menos recursos reciben ya la terapia contra el sida.
El informe 'Hacia el acceso universal: expansión de las intervenciones prioritarias contra el VIH/sida en el sector de la salud' destaca también otros avances, entre ellos la expansión del asesoramiento y las pruebas del VIH y la mejora del acceso a los servicios de prevención de la transmisión del VIH de la madre al niño.
“Este informe muestra que la respuesta mundial al VIH/sida ha experimentado grandes progresos”, ha señalado la Directora General de la OMS, Margaret Chan. “Pero aún queda trabajo por hacer. Al menos 5 millones de personas afectadas por el VIH carecen todavía de acceso a tratamientos y atención que prolongan la vida. Los servicios de prevención no logran llegar a muchos de quienes los necesitan. Gobiernos y asociados internacionales deben acelerar sus esfuerzos para lograr el acceso universal al tratamiento.
TRATAMIENTO Y ATENCIÓN
El acceso al tratamiento antirretroviral sigue expandiéndose con rapidez. De los 9,5 millones de personas que se estima que necesitaban tratamiento en 2008 en los países de ingresos bajos y medios, el 42% tuvo acceso al mismo, lo que supone un aumento respecto al 33% de 2007. Los mayores progresos se dieron en el África subsahariana, donde se registran las dos terceras partes de todas las infecciones por VIH.
Los precios de los antirretrovirales más utilizados han disminuido considerablemente en los últimos años, lo que ha facilitado el acceso al tratamiento. El precio de la mayoría de los regímenes de primera línea disminuyó en un 10%-40% entre 2006 y 2008. Sin embargo, los regímenes de segunda línea siguen siendo costosos.
Pese a los últimos progresos, el acceso a los servicios de tratamiento está quedándose muy por debajo de las necesidades y la crisis económica mundial hace temer por su sostenibilidad. Muchos pacientes están siendo diagnosticados en fases avanzadas de la enfermedad, lo que hace que se retrase el comienzo del TAR y se registren altas tasas de mortalidad durante el primer año de tratamiento.