Nadar con gafas de buceo, evitar el contacto con pólenes y usar gafas de sol son algunas de las precauciones que recomiendan tomar los oftalmólogos para evitar padecer conjuntivitis, una enfermedad “muy frecuente” sobre todo en un verano caluroso como el de este año. Un especialista del Hospital General Universitario de Valencia, José Pinós, insiste en que la prevención es fundamental para evitar el contagio, muy habitual en esta época del año entre los usuarios de las piscinas.
“Nadar con gafas para evitar el contacto con agentes alergénicos que producen las alergias, intentar evitar el contacto con pólenes” y utilizar “gafas de sol para que no se irriten tanto los ojos”, son medidas que pueden ayudar a evitar una enfermedad que, según recuerda, es necesario “tratar con medicación” en caso de contagio.
Asegura que la conjuntivitis “es una de las situaciones más frecuentes en la oftalmología”. Sus síntomas son “enrojecimiento” de los ojos, picor, “la sensación de cuerpo extraño” en el ojo y la aparición de “legañas, secreciones más o menos acuosas o espesas, que incluso dejan los ojos pegados por las mañanas”.
Por otra parte, el doctor comenta que lo más habitual es que se trate de una conjuntivitis “vírica”, aunque apuntó que las provocadas por alergias o el cloro de las piscinas “son muy frecuentes también”.
En el caso de las piscinas, explica que el cloro en los ojos es una “situación irritativa” que tiene los mismos síntomas que “un cuerpo extraño o los productos químicos como los que se usan para luchar contra las algas”. Este agente provoca “una irritación de la parte externa del ojo” que hace que al paciente le pique y “se le ponga el ojo rojo”, aclara.
También aclara que en la conjuntivitis “inicialmente” al ojo “no le va a pasar nada” más allá de la simple “molestia de la irritación”, pero apuntó que “muchos casos hay que tratarlos con antiinflamatorios e incluso con antibióticos o corticoides”.
Finalmente, destaca que en verano se dan “muchas conjuntivitis víricas” porque son “procesos infecciosos” que se transmiten unas personas a otras, de manera que “unos pacientes contagian a los siguientes de la propia familia”. Además, recuerda que en esta época “la higiene no es tan estricta como en el resto del año” y “al compartir toallas o materiales de limpieza” se contagia más fácilmente.