Las conversaciones directas de paz
entre israelíes y palestinos están captando la atención internacional no sólo por lo histórico de ellas, sino también por las esperanzas que muchas personas tienen depositadas en ellas.
Entre estos optimistas parece encontrarse el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, quien mantiene la esperanza de alcanzar en el plazo de un año un acuerdo de paz con los palestinos. Dicha idea se extrae de un comunicado hecho público por su departamento, en el que además se precisa que Netanyahu ha trasladado al presidente francés, Nicolas Sarkozy, y a la canciller alemana, Angela Merkel, su deseo de que “continúen las conversaciones favorables” con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas.
“Es crucial, y creo sinceramente que está en nuestras manos llegar a un marco de acuerdo dentro de un año y cambiar la historia de Oriente Próximo”, manifestó Netanyahu, quien ha aceptado la invitación de Sarkozy de asistir en octubre a la cumbre de paz prevista en París, a la cual también asistirá Abbas, informa el diario israelí Haaretz.
Las palabras de Lieberman
Sin embargo, no parece apostar de la misma manera que Netanyahu por la paz, su ministro de Relaciones Exteriores, Avigdor Liberman, quien ha afirmado ante la Asamblea General de Naciones Unidas que la solución al problema palestino-israelí no pasa por un acuerdo que entregue tierra por paz, sino por un intercambio de territorio poblado.
“No estoy hablando de mudar poblaciones, sino de cambiar las fronteras para que reflejen mejor las realidades demográficas”, dijo Liberman.
“Señoras y señores, esta no es una apreciación extraordinaria, y es mucho menos controvertida de lo que muchos dirían. De hecho, precisamente esta noción [que la incompatibilidad dentro de fronteras y nacionalidades es una receta para el conflicto] ha sido aceptada desde hace largo tiempo como una verdad virtual en la comunidad académica”, agregó.
Además, según Lieberman, es necesario separar los aspectos emocionales del conflicto, como la falta de confianza entre las partes, la cuestión de Jerusalén y el reconocimiento de Israel.
Esos temas, a su entender, deberían postergarse varias décadas, hasta que surja a una nueva generación de palestinos e israelíes que tenga confianza mutua y que no sea influenciada por la incitación y los mensajes extremistas.
Por su parte, la oficina de Netanyahu se desmarcó de estas palabras y aclaró que este discurso no había sido “coordinado” previamente.
A través de un comunicado, el portavoz de Netanyahu recuerda que “el primer ministro es el único que mantiene negociaciones en nombre de Israel”, informan los medios israelíes. “Las cuestiones que rodean el acuerdo de paz sólo serán discutidas y decididas en la mesa de negociación, y no en ningún otro lugar”, agrega la nota.
Caso de la flotilla humanitaria
Por otro lado, el asalto a la flotilla humanitaria que se dirigía a la Franja de Gaza el pasado 31 de mayo sigue persiguiendo a Israel. El presidente de la Misión del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Karl Hudson-Phillips, que investigó el incidente aseguró que la falta de cooperación de Israel no afecta la veracidad de su informe.
Hudson-Phillips explicó que los expertos escogieron a 120 testigos de los 723 disponibles y contaron con evidencias para comprobar sus testimonios.
“Por ejemplo, en por lo menos dos casos hay evidencia física de que las personas fueron sometidas a ejecuciones sumarias. Eso no se puede cambiar. Lo otro es que concluimos que el bloqueo es ilegal porque hay una crisis humanitaria en Gaza. En consecuencia, desde el principio la conducta de las fuerzas israelíes era ilegal”, dijo Hudson-Phillips.
Además, insistió en que la misión hizo su trabajo con seriedad e imparcialidad y no se guió por tendencias ni preconceptos.
En sus conclusiones, los expertos consideraron que existen pruebas suficientes para procesar a las fuerzas de Israel por los asesinatos premeditados y torturas cometidas contra de los activistas el pasado 31 de mayo.