El Valencia confirmó su resurrección y, tres días después de eliminar al Barcelona de la Copa del Rey, derrotó hoy, domingo (2-3), al Real Madrid, líder de una liga que se ha animado, tras el triunfo 'culé' ante el Valladolid (4-1) y del Villarreal en su visita al terreno del Levante (1-2).
Los de Bernd Schuster sufrieron hoy la novena derrota en los 17 partidos que han jugado en lo que va de año y tienen ahora al Barca y al Villarreal a cuatro y seis puntos, respectivamente, a falta de nueve partidos para la conclusión del campeonato español.
A pesar de su gran actuación en el partido del jueves, Rubén Baraja no entró en el once del Valencia. Koeman también dejó sentados a Helguera y a Joaquín, formó el centro de la defensa con Albiol y Marchena -el luso Caneira fue 'forzoso' lateral izquierdo-; el eje con el argentino Banega y el holandés Maduro; y colocó a Arizmendi en la derecha del ataque.
Fue el propio Arizmendi el que sentenció el encuentro, a falta de un par de minutos para el final, cuando, de sensacional jugada individual, culminó un contraataque con el que, de un plumazo, puso fin al asedio al que estaba siendo sometida la meta del alemán Hildebrand, dando la vuelta a un partido que bien pudo haber acabado de forma distinta.
El espigado delantero visitante ya estuvo a punto de sorprender a los locales pasado el primer cuarto de hora, pero no acertó en su disparo, tras robarle un balón a Guti, que tardó 25 minutos en destapar el tarro de sus esencias.
El centrocampista local, 'dormido' hasta ese instante, firmó una jugada individual con la que pudo abrir el marcador de un partido en el que Schuster no alineó a su defensa favorita, de cuyo lateral izquierdo cayó el argentino Heinze, en favor del brasileño Marcelo.
Su compatriota Baptista fue el elegido por el técnico alemán para sustituir en punta -por detrás de Raúl- al holandés Ruud Van Nistelrooy -recién operado-, con otro argentino, Gago, en el pivote, junto al citado Guti y en detrimento del malí Diarra.
Y es posible que los merengues acusaran la ausencia del africano y sus labores de contención, ya que, poco a poco, el Valencia se fue adueñando del centro del campo, con un Banega muy activo y un Silva finísimo que le puso un balón de oro a Villa, que el asturiano no desaprovechó, anotando el 0-1 recién pasada la media hora.
Poco antes, un zurdazo en falta directa de Guti había dejado conmocionado a Marchena, otro de los citados por Luis Aragonés para el amistoso contra Italia del próximo miércoles en Elche. El sevillano fue retirado en camilla y en su lugar entró el ex madridista Helguera, recibido con aplausos por la afición local.
Que, instantes después, observó con sumo placer cómo Raúl le 'birlaba' la cartera a su ex compañero y empataba el partido de cabeza, aprovechando un servicio desde la izquierda de Robinho.
Otra de las presencias que despertaba cierto morbo era la del ex-castillista Juan Manuel Mata. Nacido en Burgos, criado en Asturias y forjado en la cantera del Madrid, el joven delantero ha sabido navegar con acierto en el maremoto vivido esta campaña por su equipo hacia una titularidad que ya nadie discute. Hoy cumplió, pero su actuación no fue decisiva y le suplió Morientes, otro 'ex', en el 20 de la segunda parte.
Diez minutos antes, sí parecía haberlo sido la de Raúl. Y la de su lugarteniente, Guti. El destino es juguetón y quiso que, 24 horas después de que Aragonés diese por cerrado el sempiterno debate en torno al capitán merengue, éste marcara por partida doble. El segundo, al aprovechar una pincelada del genio de Torrejón, para el que no pocos reclaman un hueco en la roja.
Pero el sino se rebeló de nuevo y quiso que el Domingo de Resurrección, el Valencia, confirmara que ha recobrado sus constantes vitales, robándole los titulares al capitán merengue. Silva provocó un penalti que le hizo el italiano Cannavaro y Villa -indiscutible para el seleccionador español- lo transformó, anotando el empate.
El Valencia parecía haber acusado el desgaste del jueves y el Madrid se volcó sobre el área de Hildebrand. El brasileño Robinho, primero; el holandés Sneijder, más tarde y, finalmente, y por partida doble, el argentino Higuaín -sustituto del paulista-, gozaron de ocasiones claras para sentenciar el partido.
Pero fue Arizmendi el que sentenció, de una sensacional jugada, al filo del pitido final; y Hildebrand sacó milagrosamente un cabezazo de Raúl en el último suspiro, para mayor gloria de un Valencia que respira de nuevo y regresará a la capital el próximo 16 de abril en busca de enderezar una temporada que parecía más que torcida.