Conseguir que los centros educativos sean espacios seguros y libres de violencia es la premisa bajo la que se ha convocado el Congreso Estatal de Convivencia, una cita que estos días reúne en Logroño a 600 docentes, expertos y autoridades educativas. Y es que la escuela es un centro de aprendizaje, pero también de convivencia, y es importante que niños y adolescentes aprendan a escuchar y a relacionarse. No en vano en el colegio es donde nos hacemos seres sociales, donde aprendemos a convivir. Una forma de crear espacios de diálogo son las prácticas restaurativas, que el formador Ricard Vila va a presentar este viernes en el congreso.
¿Qué son las prácticas restaurativas?
La idea fundamental es la idea de que cuanto mejor funciona un grupo y más se conocen, es más fácil resolver los conflictos, cuando surjan, de una manera distinta. Es importante que desarrollen actividades que les permitan conocerse mejor y aprender a escucharse.
¿Sabemos escucharnos?
La verdad es que nos enseñan a oírnos, no a escucharnos. Si hablas con una persona que está con el móvil y es importante lo que le cuentas, que escoja. Escuchar tiene que ver con la actitud de querer escuchar a la otra persona. Hay gente que no escucha, sino que hace cola para hablar, que está esperando a que acabes de hablar para intervenir. Las prácticas restaurativas consisten en construir: yo te escucho y, a partir de lo que me dices, hablo y actúo.
¿Cómo se ejecutan sobre el terreno esas prácticas restaurativas?
En las prácticas restaurativas utilizamos el círculo del diálogo. En lugar de mantener filas, colocamos al alumnado en un círculo, para vernos la cara. Usamos un objeto y el que lo tiene habla. El resto escucha atentamente, mirando y respetando lo que cualquier persona quiera decir. Es importante que las opiniones de otras personas se escuchen, siempre que sean dadas de forma respetuosa.
Es importante respetar, escuchar y pautar la intervención. Todos tienen su momento, pueden decidir no hablar, pero tienen su momento. Parece mentira la tranquilidad que da hablar de esa manera, la persona que lo facilita lanza una pregunta y cada uno da su opinión. Si no están de acuerdo, se crea un debate.
¿Y cuando hay un conflicto en el aula, como un caso de acoso escolar?
La primera parte de las prácticas restaurativas consiste en trabajar antes. Si te conoces, los conflictos se van a resolver de forma diferente. Ahí estaría el círculo de diálogo, en la parte preventiva.
Cuando el conflicto aparece, si es de baja intensidad, hacemos que hablen las dos personas o el docente con el alumno o alumna. Si es de alta intensidad, se trata el conflicto en un círculo restaurativo. Para ello debemos hacer un trabajo previo con cada persona individualmente, yo no pondría de entrada a dos personas cara a cara sin un trabajo previo. No buscamos el perdón, sino que la persona a la que le han dañado verbalice cómo le han hecho daño y que el otro entienda lo que hizo y asuma su responsabilidad.
¿Nos enseñan a asumir responsabilidades?
Hay que diferenciar responsabilidad de culpabilidad. Si te acusan, te vas a defender, tú ya sabes lo que haces mal. Sin embargo, si ves que lo que has hecho afecta a otras personas, asumes tu responsablidad. Por ejemplo, si unos chavales hacen una pintada en un camión, les pones delante del dueño del camión. Él les dice cómo se siente y los chicos se dan cuenta de que su acción ha tenido consecuencias, lo asumen y asumen su responsabilidad. A partir de ahí, se plantea qué podrían hacer y acaban decorando el camión.
¿Y si esas personas no sienten empatía hacia quien han dañado?
Hay personas que defienden el 'ojo por ojo, diente por diente'. Esas personas van a exisitir siempre, pero no olvidemos a cuántas personas ayudamos y cambian. Los docentes somos muy exigentes y solo nos vale llegar al 100%, hay que valorar ese 80% al que llegamos.
¿Y qué pasa cuando las familias no colaboran y los escolares desaprenden en casa lo aprendido en el colegio?
Puede pasar que un niño diga a su padre que le han castigado por hacer algo malo y él le diga: '¿Te vieron? ¿No? Pues niégalo'. Hay una parte de ámbito social que puede funcionar así, pero la escuela siempre va a contracorriente, intentamos formar personas que tengan habilidades válidas para la relación aunque la sociedad no ayude.
¿La infancia de ahora está más mimada y protegida?
Ya hay escritos griegos en los que los mayores pensaban que los jóvenes no tenían sus valores, que no eran responsables. Los jóvenes de ahora tienen un mundo virtual que les ha cambiado la vida, igual es cierto que lo tienen más fácil, que la gente mayor tuvo que esforzarse más, pero siempre se tienen que esforzar. Además, se esfuerzan más cuando se sienten apoyados. No podemos echar en cara a las personas que fracasen y fracasen y no apoyarles.
Si no aprenden a relacionarse, no sabrán convivir como adultos
Hay gente que tiene otra educación emocional, otras vivencias, una mochila cargada, y por cualquier cosa se sube por las paredes. Sin embargo, en un colegio hay pocos alumnos realmente complicados. Para ellos hay que buscar soluciones, no castigos. Las cárceles están llenas, pero sólo si eres muy inteligente, serás capaz de pensar lo que has hecho y cambiar. Es la reflexión restaurativa, hay que aprender que al hablar de cómo te sientes puedes ayudar a que la otra persona cambie.
¿Las prácticas restaurativas funcionan?
Hoy mismo he estado en un colegio en Burgos donde llevan cinco años trabajando con ello y la satisfacción es muy alta. Se trata de conocer al otro, de ver a la otra persona de forma diferente y así cuando haya un conflicto lo resolveremos de forma diferente.