El primer viaje al Sáhara de una comisión de neuropediatras consigue atender a 400 niños, muchos sin diagnóstico

Cada verano un grupo de niños y niñas saharauis llegan a Logroño para pasar sus “Vacaciones en Paz”, que es el nombre de este proyecto ya consolidado en la ciudad. Desde 2019, vienen en el grupo menores con discapacidad, con la colaboración de Aspace Rioja. Algunos de ellos con parálisis cerebral, un trastorno con alta incidencia en el Sáhara, pero todavía muy desconocido allí.
Durante la estancia en Logroño, estos niños y niñas reciben atención médica especializada. Pero, ¿qué pasa cuando vuelven a sus casas en el Sáhara? El pasado mes de enero, viajó a los campamentos por primera vez una comisión médica de neuropediatría, con doctoras del Hospital San Pedro de Logroño, para encontrar respuestas pero, sobre todo, para ofrecérselas a las familias, muchas de ellas incluso sin diagnóstico para sus hijos.

“Una pregunta que nos hacíamos era si los fármacos que recetábamos estaban disponibles allí y nos hemos dado cuenta de que algunos sí, pero otros no y no podían continuar el tratamiento”, explica la doctora Inés Roncero, una de los miembros de la comisión médica. Para las doctoras, surgía la necesidad de “realizar un seguimiento de los pacientes que habían atendido en verano, conocer el impacto real de lo que hacemos y ver cómo se trabaja allí”, apunta la doctora.
El proyecto de neurocooperación surgió de la mano de la Delegación Saharaui y Aspace Rioja, que ya participó en los viajes al Sáhara de 2023 y 2024 con el objetivo de evaluar la repercusión de 'Vacaciones en paz' en la realidad de los niños y de detectar las necesidades en los campamentos. Este año 2025 se ha dado un paso más y se han unido al viaje tres neuropediatras de La Rioja, la primera vez que una comisión médica española de esta especialidad llega al Sáhara.

“La vida en el Sáhara es muy difícil”, según han constatado. En un lugar donde la incidencia de la parálisis cerebral es alta, la movilidad y el acceso a los servicios muy complicados y la asistencia sanitaria muy precaria, la intervención ha sido fundamental. Pablo, el fisioterapeuta de Aspace que ha participado en el viaje, recuerda los largos días para conseguir atender al máximo posible de pacientes al tiempo que realizaban un minucioso trabajo. Hasta 400 niños y niñas han visitado en poco más de una semana en los campamentos El Aaiún, Auserd, Esmara, Bojador y Dajlo, entre los hospitales, los colegios y en las propios jaimas. “Los menores con una gran discapacidad no tienen acceso a los centros de educación especial”, apunta la doctora Roncero. “Hay mucho desconocimiento de la discapacidad y cómo tratarla”, añade Pablo.
Muchas familias ni siquiera tienen un diagnóstico de lo que les ocurre a sus hijos. “Eran conscientes que tienen alguna dificultad pero no sabían cuál, no tenían diagnóstico ni sabían qué futuro esperar para sus hijos”, explica la neuropediatra. Ahora no solo tienen nombre para la enfermedad también saben cómo poder hacerle frente en el día a día: “Hay pequeños gestos que mejoran su calidad de vida, simplemente decirles que en vez de darles de comer tumbados les den sentados, o que realicen los cambios posturales de tal forma. También les hemos explicado el manejo de las crisis epilépticas, que muchas familias no entendían todavía”.
A pesar del deconocimiento, el resultado ha sido “muy satisfactorio”, destacan tanto Pablo como Inés Roncero, porque constaron que “la mayoria de pacientes han seguido las instrucciones recibidas en verano, además de las mejoras en el manejo postural y han matenido el uso de dispositivos”. La doctora recuerda que “queda mucho por hacer” pero celebra que los encontraron “en muy buenas condiciones”. El viaje ha servido además para detectar las necesidades e identificar qué niños y niñas podrán beneficiarse más de la próxima edición de 'Vacaciones en Paz'.
Hasta ahora la neuropediatría no habia sido objeto de ningún viaje al Sáhara. Ahora muchos niños con discapacidad y sus familias han entendido qué les ocurre, algunos les han puesto nombre por primera vez o han aprendido pequeños gestos para mejorar la atención. Respuestas que mejorarán la calidad de vida de centenares de niños y niñas.

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