Soy Nevenka de Iciar Bollaín aterriza en los cines de La Rioja el 27 de septiembre, tras su inminente participación en la sección oficial del Festival de San Sebastián.El nuevo largometraje de la cineasta y actriz madrileña Iciar Bollaín tendrá su estreno en los cines riojanos a partir del 27 de septiembre a pocos días de su paso por la sección oficial de San Sebastián donde compite por la Concha de oro del Certamen junto a otras de las cineastas españolas más representativas de los últimos años, las aragones Paula Ortiz y Pilar Palomero.
La directora vuelve a apostar por la guionista Isa Campo para llevar a mano un guion, a cuatro manos, fruto de un profundo proceso de investigación y entrevista con numerosos testigos de lo acontecido en referencia al caso Nevenka.
Soy Nevenka retoma los acontecimientos que dieron lugar a la primera denuncia por acoso en el entorno político español. Nevenka Fernández, una joven competente y comprometida que accedió a la concejalía de Hacienda y Economía en el Ayuntamiento de Ponferrada, sufrió el continuo acoso, laboral y sexual, del Alcalde de la localidad, Ismael Álvarez durante los años 2001 y 2002.
Una situación que trascendió en los medios nacionales y se convirtió en uno de los casos más mediáticos de los últimos años, sometiendo a Nevenka a un escarnio público que la tachó de todo menos de víctima. Tras el calvario del escándalo público, las reiteradas presiones y amenazas por parte de su superior y el juicio severo que su propia comunidad y vus ecinos ejercieron sobre ella, nuestra protagonista decidió llevar a juicio a su maltratado y ganó.
En este largometraje, Bollaín nos invita a revivir la amarga experiencia que sufrió la joven concejala y nos sitúa en su piel y su mirada. Durante el visionado, compartimos su ansiedad, la frustración que la alejó incluso de su familia y su caída en picado hacia el terrible abismo de las consecuencias de estos abusos en la salud mental de las víctimas.
Interpreta a Nevenka la joven actriz Mireia Oriol que obtiene sus mejores momentos en la parte más dramática del film hacia el final de su metraje, mientras el descomunal muta en la piel del político con una valentía abrumadora que nos hiela la sangre, consiguiendo en algunos momentos, que podamos llegar a entender hasta qué punto Nevenka pudo llegar a empatizar con él y los destellos de humanidad con los que continuaba con la manipulación constante hacia su víctima y su entorno.
Un drama social, con buen ritmo cinematográfico, excelentes actuaciones y una buena factura en la producción. La veterana Bollaín vuelve a demostrar su buen pulso y empatía a la hora de transformar los tramas sociales de actualidad y convertirlos en grandes propuestas cinematográficas.