Desde el 10 de agosto y durante un mes completo, la comunidad musulmana celebra una de sus festividades más importantes y conocidas, el mes de Ramadán. Se celebra el noveno mes del calendario musulmán [por lo que varía de fecha en el calendario occidental] y conmemora la noche en la cual el Profeta Mahoma recibió la primera revelación del Sagrado Corán, y así comenzó su misión como Profeta y Mensajero de Alá.
El Ramadán es conocido internacionalmente por el ayuno que se lleva a cabo con motivo de su celebración. Desde el centro Hispano-Marroquí de Lavapiés aseguran que va más allá del ayuno. La representante del centro, Janeth Morales, afirma que esta fiesta “exaltan los valores espirituales, la convivencia pacífica, la ayuda y la oración”.
Los cerca de un millón de musulmanes que viven actualmente en España, iniciaron ayer el mes de Ramadán, y lo culminarán con grandes fiestas por diferentes puntos de la geografía española, a partir del 10 de septiembre.
Ayuno y sacrificio
El ayuno es la parte más visible de la celebración del mes de Ramadán, así como la más dura. Consiste en abstenerse durante todo el mes de probar nada de comida, bebida, tabaco, ni tener relaciones sexuales desde todas las horas de sol. Al final del día, las familias se reúnen para cenar juntas, y es en este momento cuando la celebración adquiere su tinte más festivo, con menús especiales, regalos, música y baile.
Todo lo que se sacrifica durante el día, responde a la necesidad de no realizar ninguna acción que desvíe a la persona de la meditación, a través de la cual ha de alcanzar la renovación de su fe.
Este año, la festividad tiene lugar en agosto, lo que ha favorecido que muchos de los inmigrantes que trabajan en España hayan podido volver a sus países unos días para celebrarlo allí, ya que, según aseguran desde el centro Hispano-Marroquí, “el discurso más común entre los que se quedan es que el Ramadán es mejor allí y que lo echan de menos”.
Solo ancianos, enfermos, embarazadas y niños están exentos [por sus condiciones físicas particulares] de realizar el ayuno. Todos los adultos, tanto mujeres como hombres, deben llevarlo a cabo, y se les anima a que insten a sus hijos adolescentes a que lo realicen también, para que se acostumbren de cara a su edad adulta.
Según la fe musulmana, el ayuno enseña al musulmán a ser capaz de soportar las dificultades y a apreciar los dones que Dios le otorga y de los que disfruta normalmente. También le capacita para sentir la experiencia diaria que sufre el indigente y a ser activo en su compasión y ayuda hacia él.
El Ramadán en España
La población inmigrante musulmana en España es una de las más numerosas dentro del país, con más de un millón de integrantes, por lo que no es de extrañar que se haya otorgado algunas concesiones laborales a los trabajadores que procesan esta fe, y para los que es muy importante poder compaginar su nueva vida occidentalizada, con sus creencias y tradiciones más profundas.
Según el acuerdo firmado en 1992 entre el Gobierno y la Comisión Islámica de España, los musulmanes que lo deseen pueden “solicitar la interrupción de su trabajo los viernes de cada semana, [día de rezo colectivo obligatorio] así como la conclusión de la jornada laboral una hora antes de la puesta de sol”. Las horas no trabajadas en ese periodo deben ser recuperadas, no obstante, una vez finalizado el Ramadán.
El mes del Ramadán adquiere una especial importancia en ciudades con mayor presencia árabe, como Madrid, Barcelona, la Comunidad Canaria, Ceuta, Melilla o Andalucía. En estas localidades durante estos días se suelen llevar a cabo reuniones diarias en las mezquitas o centros árabes, donde se comparten experiencias, actividades y rupturas del ayuno al anochecer.
Existen diversas organizaciones e instituciones que promueven la celebración del mes de Ramadán, como el Centro Hispano-Marroquí , o la Casa Árabe . Los actos que se organizan ciclos de cine, una gran fiesta de fin de Ramadán, arte islámico o charlas sobre las diversas costumbres en torno a la religión y al ayuno.
En ese sentido, Janeth Morales recuerda que aunque los musulmanes comparten una única religión y celebran un mismo rito, pero una única costumbre: “la celebración del Ramadán es muy diferente de unos países a otros: si en Marruecos el ayuno se rompe con alimentos suaves como leche, dátiles o jarira [una sopa con lentejas], en otros países como Senegal se toman alimentos más fuertes para poder reponerse”.
“Normalmente el público que asiste a esos actos es en un 80% musulmán”, explican desde en centro Hispano-Árabe. “Sin embargo, tenemos muy en cuenta también a los que no lo son, a ellos les enseñamos la cultura, la música, las tradiciones, les damos a probar alimentos típicos”.
La Casa Árabe también organiza actos para celebrar este cuarto pilar del Islam en toda España. En Madrid y Las Palmas de Gran Canaria se celebrará, desde el 10 de septiembre el festival “Noches de Ramadán” con múltiples charlas y conferencias, conciertos, proyecciones de cine y talleres de cuentos o caligrafía árabe.
Todas estas medidas hablan de grandes intentos desde algunas organizaciones e instituciones para que el musulmán se sienta en España un poco más cercano a todo lo que dejó atrás al llegar aquí. La base de estas actuaciones es que no es incompatible la fe con la integración, e incluso se pueden complementar.