Rincón del Buen Decir: “en las fiestas mateas...

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La capital de La Rioja entra en fiestas. Calles, monumentos y ciudadanos se engalanan y se preparan para disfrutar de una semana entera repleta de actos festivos que harán más llevadera la vuelta al trabajo de algunos y marcarán un antes y un después con el comienzo del otoño. Y sí, como vimos en un artículo pasado donde hablábamos de las palabras típicas veraniegas, ahora también existen ciertos términos que cobran cierta relevancia cuando de fiestas hablamos.

Todo aquel que se precie, y que presuma de tener un gran número de amigos y colegas, no puede pasar unas fiestas mateas sin alquilar un local, lonja o pabellón en el que hacer un “chamizo”. El Diccionario de la Real Academia (DRAE) recoge varias acepciones de esta palabra, pero ninguna con el significado que nos gustaría. Podemos elegir entre que sea 'un árbol medio quemado o chamuscado'; 'una choza cubierta de chamiza', que en este caso significa 'hierba'; o 'tugurio sórdido de gente de mal vivir'. Puede que muchos chamizos estén descuidados, algo sucios o revueltos, pero supongo que a nadie que presuma de tener uno de estos locales le gustará que lo identifiquen con esta última acepción.

Chamizo, para los riojanos al menos, es un local, ambientado con sillones, mesas, sillas y demás mobiliario, adecuado para albergar a una cuadrilla de chavales, o no tan chavales, en un ambiente festivo, jocoso y desenfadado. Es, ni más ni menos, que un lugar de reuniones típico de las fiestas, aunque otros muchos lo utilizan durante todo el año. El Tesoro Léxico de las hablas riojanas identifica esta voz como propia de zonas de Logroño o Entrena, y en general de toda La Rioja.

Un sinónimo de esta festiva palabra es chavisque, utilizado comúnmente en varias partes de La Rioja, como Cenicero por ejemplo, tierras de Estella y zonas de Álava y País Vasco. El significado es el mismo, un lugar acondicionado por los jóvenes para pasar las fiestas en cuadrilla. El DRAE recoge esta palabra pero escrita como chabisque, con el significado de 'lodo, barro', nada que ver con un buen chavisque que se precie.

No podemos olvidar el homenaje que, durante estos días de fiesta, se le da a la música pachanguera, ciertas sintonías, que se califican de esta forma, por ser canciones bailables, que animan a todos a mover el esqueleto. En ciertas ocasiones, esta palabra puede cobrar tonos despectivos hacia ciertos cantantes comerciales, no muy bien recibidos por el público, pero que hacen las delicias de todos cuantos se animan a bailar las noches festivas.

El DRAE recoge este término con la acepción de 'alboroto, fiesta, diversión bulliciosa', que bien nos serviría para definir el jaleo que se monta cuando una de estas canciones suena en los bares. Por el contrario, el Tesoro Léxico de las hablas riojanas define este término como 'tranquilidad, lentitud', algo que queda muy lejano de los ritmos que transmite esta música.

Sin duda alguna, la palabra que más esperan los riojanos y que da comienzo a las fiestas es chupinazo, o “chupi”, acortando el término, y que la Real Academia define como 'disparo hecho con un cohete que señala el comienzo de un festejo'. En este caso, nuestro chupinazo dará comienzo a las fiestas de San Mateo el día 20 de septiembre.

Durante estos días festivos no será raro encontrar por la calle una banda de música que amenice todos los rincones de la ciudad, conocida con el nombre de charanga. Este término aparece recogido en el DRAE con la definición de 'banda de música formada por instrumentos de viento y percusión', y de su etimología podemos decir que es una voz onomatopéyica, que podría provenir del sonido que produce la mano al rasgar las cuerdas del charango, 'instrumento musical de cuerda, usado especialmente en la zona andina, parecido a una pequeña guitarra de cinco cuerdas dobles y cuya caja de resonancia está hecha con caparazón de armadillo'. Esta palabra está en el haber castellano desde antaño, cuando Pedro Carrillo de Huete la utilizó hacia 1454 en una obra llamada 'Crónica del halconero de Juan II': “La charanga que se puso a la puerta del palaçio, según costumbre de las tales fiestas, fué esta...”.

En el “Rincón del Buen Decir: brebajes pachangueros” ya hablamos de el origen incierto de la palabra “zurracapote”, una original bebida, refrescante y embriagadora que cada cuadrilla, cada pueblo y cada ciudad hace a su forma y manera, creando un refresco especial para las fiestas.

Niños y no tan niños recordarán de sus años mozos un enorme muñeco, vestido de riojano, que parecía tragarse a los niños por su enorme boca y devolverlos por aquel sitio donde la espalda pierde su respetado nombre. Todavía hoy, instalado en los diversos parques de nuestra ciudad, podemos encontrar el “tragantúa”, o “gargatúa”, como otros lo conocen, ambas haciendo referencia a la acción de “tragarse” a los niños por un tobogán situado en la boca de tal gigante personaje.

Y por último, pero no la última, la palabra “barracas”, que en el DRAE define una 'construcción provisional desmontable, que se destina a espectáculos, diversiones, etc., en las fiestas populares', nos vale para llamar a ese recinto ferial que alberga numerosas de estas atracciones desmontables.

Desde Rioja2 queremos animar a todos nuestros lectores a que se acerquen a la capital riojana para conocer de cerca nuestras fiestas, nuestras tradiciones y las palabras más comunes que utilizamos cuando estamos en San Mateo. Si quieren colaborar, no duden en mandar un comentario con aquellas palabras que más utilizarán en estos días de fiesta. Desde el Rincón del Buen Decir nos despedimos hasta dentro de una semana y media, cuando se hayan terminado las fiestas y volvamos al trabajo.