Rubalcaba se desmarca del Gobierno

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Veladamente pero a cada paso que da en su carrera electoral, el corredor de fondo que es Rubalcaba marca distancias con sus ex compañeros de Consejo de Ministros. En las últimas semanas, ya como candidato oficial y tras haber abandonado sus responsabilidades en el Ejecutivo de Zapatero, ha comenzado a marcar una hoja de ruta que ha chocado con algunos de los pasos que da el Gobierno en varios aspectos.

Por un lado, Rubalcaba ha dejado a un lado la confrontación que asumí antes como vicepresidente y, sobre todo, ministro portavoz. El PP sigue lanzando ataques por el caso Faisán o por la insinuación de continuidad de las políticas zapateristas. Ahora bien, Rubalcaba ha optado por el silencio y por insistir en explicar su programa electoral. No en vano, es uno de sus lemas más repetidos de precampaña: 'escuchar' y 'hablar'. En esas está el ex ministro del Interior cuando le preguntan por la lucha antiterrorista, donde se ciñe a las declaraciones propias de un candidato a la presidencia del Gobierno y no a un ex másimo responsable de Interior. Tampoco se pronuncia sobre la política a seguir en materia económica o, al menos, no por el trabajo de su compañera de filas, Elena Salgado. Por ejemplo, ha evitado pronunciarse acerca de la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera, que se reúne con la vicepresidenta económica este miércoles. No menciona los problemas de la deuda autonómica y evita sacar a colación los dimes y diretes del déficit de comunidades como Castilla La Mancha, datos aireados por su presidenta, Dolores de Cospedal en claro enfrentamiento con el Gobierno central.

Pero, además, Rubalcaba muestra posiciones abiertamente conciliadoras con, por ejemplo, el Movimiento 15-M. Recoge algunas de sus propuestas. No duda en hacerlas suyas, en transmitirlas a través de su recién estrenado cuenta de Twitter, y tampoco tiene reparos en reconocer qué alternativas son buenas y porqué las hace suyas y cómo llevarlas a cabo. Mientras, el Gobierno pasa de soslayo por el movimiento 'indignado' y descarga toda la carga social y político del Movimiento sobre su candidato a la presidencia del Gobierno.

Además, Rubalcaba ha desgranado medidas que en el Ejecutivo no habrían propuesto en los tiempos que corren, como es el 'MIR' para futuros profesores o la crítica a la subida de las tasas universitarias en pleno encuentro entre Zapatero y Cameron. Apelar a los jóvenes empieza a ser una constante en Rubalcaba, que no pierde de vista que ahí reside un caladero de votos socialistas vital y que el presidente del Gobierno ha ido perdiendo progresivamente en estos últimos tres años y medio de segunda legislatura. Por ello, sus guiños a este segmento de población se han multiplicado: ayudas a los estudios, a la formación para el empleo combinando estudios con contratos laborales estables.

Si el Gobierno se halla descolocado en la crisis de la burbuja inmobiliaria y en un modelo productivo estancado, Rubalcaba sale a la palestra y apuesta por revitalizar la construcción, pero desde un enfoque energético sostenible. Apostr por un concepto de futuro en el ladrillo ya sea como rehabilitación o con un toque ecológico que no acaba de plasmarse más que en papel mojado año tras año.

CIS

Queda por ver cómo van calando estas propuestas en el potencial electoral de Rubalcaba, quien no despega en las encuestas. Salvar trece puntos de distancia respecto al Partido Popular son muchos miles de votos y, de momento, ningún sondeo da alas al ex vicepresidente del Gobierno.

Es el político mejor valorado por el sello de la casa, el del PSOE, pesa como una losa sobre él debido a la crisis económica y la imagen que ha quedado por la mala gestión de estos tres años a la deriva.

En el último CIS correspondiente al mes de abril, se apreciaba una consolidación de la ventaja del PP sobre el PSOE, que ya llegaba a los 10,4 puntos, algo inferior a las encuestas ofrecidas por los medios de comunicación. Mientras el partido de Mariano Rajoy se llevaba el 43,8 por ciento de los votos, según esta encuesta, los socialistas se quedaban en un 33,4 por ciento de los sufragios estimados.

Además, Rajoy superaba por vez primera a Rodríguez Zapatero en valoración ciudadana, por cinco centésimas, aunque ninguno de los dos llegaba al aprobado (3,46 puntos para el jefe de la oposición y 3,41 para el presidente del Gobierno). El trabajo de campo de aquella encuesta se efectuó en la primera semana de abril, cuando Zapatero anunció que no se iba a presentar a la reelección y no se sabía quién iba a ser el candidato del PSOE, aunque todos los medios especulaban con la posibilidad de que fuera Rubalcaba o la ministra de Defensa, Carme Chacón.

Incluso existía la posibilidad de que ambos se enfrentaran en primarias; pero el 26 de mayo Chacón anunció a la prensa que no iba a competir en un proceso de primarias, lo que despejó el camino al entonces vicecepresidente primero para postularse como candidato.Dos días después, Rubalcaba dio el “sí” a su partido para optar a la candidatura y el pasado 9 de julio fue proclamado.