Pakistán ha sufrido uno de sus peores atentados. El coche bomba que explotó ayer en el céntrico mercado de Peshawar ha dejado un desolador balance de 106 muertos. Este ataque, considerado el más sangriento de los últimos dos años, también dejó un importante número de heridos, en total 217 personas, según ha explicado Malik Navid Khan, inspector general de la policía de la Provincia de la Frontera del Noroeste, cuya capital es Peshawar.
Por el momento se desconocen quién está detrás de este atentado, pues ningún grupo armado ha reivindicado su autoría.
Según fuentes hospitalarias consultadas por la agencia Efe, entre los fallecidos hay decenas de mujeres y niños y muchos de los heridos aún se encuentran en estado crítico, con lo que la cifra de muertos podría continuar aumentando en las próximas horas.
La explosión ha provocado el derrumbe de al menos seis edificios,
la destrucción de decenas de vehículos y unos 60 comercios, al tiempo que ha causado graves desperfectos a cerca de 300 tiendas.
El hospital Lady Reading, adonde han sido trasladados la mayoría de los heridos, ha hecho un llamamiento para que la gente done sangre porque no tiene suficiente.
Por su parte, el ministro principal de la Provincia de la Frontera del Noroeste, Bashir Ahmed Bilour, ha reiterado su compromiso de llevar a los terroristas ante la justicia mientras que el presidente paquistaní, Asif Alí Zardari, ha mostrado su rechazo y profundo pesar por la muerte de personas inocentes.
El atentado ha coincidido además con el comienzo de la primera visita oficial al país de la secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, quien ayer aseguró que EEUU ofrecerá a Pakistán “toda la ayuda necesaria” para derrotar al terrorismo.