El BM Logroño se gusta. Resulta complejo anotar 41 goles. Hay que saber mantener la concentración, evitar que no se acusen las rotaciones y asimilar que enfrente hay un rival, por muy accesible que parezca, que quiere evitar una derrota dolorosa. Los franjivinos son segundos, ya 'acechan' al Barcelona -3 puntos tienen la culpa- y empieza a mirar a sus adversarios desde arriba. Es el sitio en el que ansía acabar cuando la Asobal cierre la temporada. Por el momento, está cumpliendo: invicto y margen para seguir creciendo.
Porque la victoria, contundente, por 41 a 26 frente al colista Alcobendas no debe cegar a los pupilos de Miguel Ángel Velasco. Triunfo obligado para estar con los mejores, en una hora de trabajo que nada tiene que ver con lo que se ofrecerá en otros encuentros. Por eso, la dificultad del choque pasaba más por ver cuál era la mentalidad del cuadro franjivino que por ver si jugaba o no de manera acertada. El caso es que todo salió a pedir de boca, ya que hubo oportunidades para todos, algunos como Ilic agradecieron el descanso, hasta para ver a Romeo, tercer portero, bajo palos.
El 5-2 a los 5 minutos ya era una señal. Alegría en ataque para impedir que los madrileños se vinieran arriba. Orden, precisión y constancia. Aspectos para que la renta fuera en aumento. Tampoco mucho. Tras el 9-4, hubo dos momentos en los que Alcobendas peleó por el partido, el 9-6 y el posterior 10-7, antes del cuarto de hora. Después, el bloque local desarboló a los de Manuel Carballo. El BM Logroño continuó con su ritmo anotador. No hubo freno, no pasó como en otras citas. Se va mejorando. Los riojanos se marchaban hasta los 20 goles, mientras que los visitantes se iban a los 13.
Con una diferencia plácida, quedaba por conocer si los anfitriones se iban a echar a dormir. Con gol anotado por minuto, los de Velasco sentenciaron con el 26-15 con el gol al contragolpe de Kukic. Aun con todo y a pesar de los cambios realizados la tónica no varió un ápice. Fueron 60 minutos regulares, con algunos altibajos lógicos, pero en los que el BM Logroño no se relajó, insistió en su idea de balonmano ante un Alcobendas que evidenció estar varios peldaños por debajo para sobrevivir en esta Asobal.
Junior Scott sacó a relucir su brazo, también Garciandia en el otro costado. Edu Cadarso aprovecha sus minutos en pista para brillar, Balenciaga continúa con su puesta a punto, Moreira puede ser importante desde los 6 metros... en el aspecto negativo, por decir algo, fue que se volvieron a fallar dos siete metros, probablemente una faceta en la que hay que seguir mejorando.