Sobre ruedas con Miguel Martínez, un joven viticultor riojano que ha revivido el pasado

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A tan solo 16 kilómetros de Logroño, nos adentramos en nuestra ruta sobre ruedas de la mano de Mercedes en una de las joyas de La Rioja, la sierra de Moncalvillo. Allí un joven agricultor, Miguel Martínez, alma de Bodegas Ojuel y nombrado 'Joven enólogo del año' por el Master of Wine Tim Atkins, ha rescatado un tradicional y centenario método para elaborar vino: el “supurao”.

La historia de estos vinos está ligada a la tradición riojana desde hace años. Hace siglos que los viticultores de esta tierra comenzaron a elaborar vinos con uvas pasas, caldos dulces que se elaboraban cada año y, cuando nacía una niña en la familia, se conservaban para el día de su boda para brindar con los invitados.

Su particularidad radica en la pasificación de las uvas, que se colgaban racimo a racimo en el alto de las casas, en lugares cerrados y bien venitaldos. Las uvas se iban secando una a una en sus colgaderas, perdiendo gradualmente el agua y concentrando así sus azúcares. Del mosto que van supurando surge un vino muy especial, dulce y con mucho carácter.

Años después, este joven de Sojuela decidió volver a las raíces y recuperar esa tradición. Lo que empezó como una aventura, se ha convertido a día de hoy en uno de los vinos mejor valorados en Rioja. Miguel nos cuenta mientras nos conduce entre viñedos centenarios literalmente incrustados en la montaña cómo ha ido recuperando esta tradición, recogiendo los testimonios de los más mayores, de las personas del pueblo y también de las que se le acercaban en aquellos mercadillos en los que empezó a vender sus vinos.

Ahora, los vinos de Sojuela se venden en todo el mundo. No sólo el supurao sino todos que elabora siguiendo meticulosamente un proceso de trabajo íntimamente vinculado con el respeto al medio ambiente y la recuperación etnográfica de un entorno y un pasado que dan un carácter especial a sus caldos.