Los productos a base de té verde se consideran un suplemento alimenticio beneficioso para la salud, ya que diversos estudios han dado pruebas de sus propiedades para tratar diversas enfermedades, incluido el cáncer. No obstante, una nueva investigación sugiere que ciertos componentes del té verde interactúan con una terapia anticancerígena de uso bastante extendido (bortezomib), de modo que podría estar contraindicado para los pacientes tratados con este medicamento. El estudio ha sido publicado en la última edición de la revista oficial de la Asociación Americana de Hematología ('Blood').
Dada su creciente popularidad, y lo fácil que resulta encontrarlo en diferentes formulaciones, el té verde se emplea cada vez más. En varios estudios con modelos experimentales (en cobayas), un compuesto antioxidante del té llamado polifenol EGCG ha dado muestras de potencial anticancerígeno, beneficioso en casos de leucemia, cáncer de pulmón, próstata, colon y mama. Entre otras propiedades, el EGCG se liga a una proteína típica de los tumores, conocida como GRP78, y dificulta su acción cancerígena.
“Nos consta que los pacientes con cáncer consideran los extractos de té verde y otros suplementos naturales como una buena opción para complementar sus tratamientos. Por ese motivo nos propusimos entender mejor cómo funcionan los compuestos de té verde en relación con la terapia química y los resultados en los pacientes”, explica Axel Schönthal, director del estudio y profesor de la Universidad del Sur de California (USC).
En este trabajo, los investigadores analizaron si la combinación del té verde y el fármaco mejoraban la salud de cobayas con mieloma múltiple (un tipo de cáncer que afecta a las células sanguíneas) y glioblastoma, un tumor cerebral maligno. Bortezomib suele actuar induciendo la muerte de las células malignas. No obstante, en los animales se vio que el té dificultaba la acción del medicamento.