El váter no es un cubo de basura. Es una premisa sencilla repetida hasta la saciedad, pero que no todos la cumplen, bien por dejadez o bien por desconocimiento. Hasta los colectores de Logroño llegan cada año kilos y kilos de toallitas que los ciudadanos tiran al inodoro sin saber que están atascando la red. Su limpieza supone unas 500 horas al año en actuaciones puntuales no previstas.
Y no sólo las toallitas, también los bastoncillos para los oídos e incluso los palos de los chupachups y las piruletas. Y es que puede que no tiremos estos palitos al váter, pero si los tiramos al suelo en la calle, pueden llegar a las alcantarillas y provocar un atasco o, lo que es peor, alcanzar el tanque primario de la estación depuradora. De hecho, en Baleares, los palos de caramelo son uno de los productos que la nueva ley de residuos planea prohibir.
Las toallitas húmedas no son desechables ni biodegradables
El gran problema al que tiene que hacer frente el sistema de depuración de aguas son, sin duda, las toallitas húmedas. Entre todas forman una malla que puede provocar la obturación de los colectores. Aunque la publicidad engañosa lo asegure, las toallitas no son desechables ni biodegradables. No se deshacen con el agua y llegan enteras hasta las redes de saneamiento y luego hasta la planta, donde se acumulan kilos de vertidos.
Sí que hay algunas toallitas que pueden deshacerse ligeramente en el agua, pero es un proceso largo, de unas dos semanas. Desde que las tiramos por el váter hasta que desembocan en la estación depuradora no pasan más de 48 horas, con lo cual llegan siempre enteras, sean como sean.
También el aceite causa problemas en los sistemas de depuración de aguas. Si lo tiramos por el desagüe, se pega a las paredes de las tuberías y disminuye su diámetro, lo que puede obstruir la red de tuberías.
500 horas extra de trabajo al año para limpiar toallitas atascadas
“El sistema de alcantarillado es como un sistema sanguíneo. En la periferia, en las casas, hay tuberías más pequeñas que se unen a colectores más grandes y llegan a la depuradora, donde hay más trabajo si llegan elementos sólidos”, explica el concejal de Medio Ambiente, Jesús Ruiz Tutor.
Las tareas de limpieza, por tanto, deben comenzar en el propio hogar. “Es importante concienciar a la gente de que no tire compresas o toallitas al váter sino a la basura”. Es más fácil, continua Ruiz Tutor, gestionar el sistema de residuos que el sistema de depuración, que está previsto para líquidos y vertidos y no para sólidos.
El mayor reto es, por tanto, evitar atascos para que los bombeos se puedan realizar correctamente y no se desgaste la maquinaria. En Logroño hay 190.000 metros lineales de colectores que deben limpiarse cada año para que estén en correcto estado. Arrojar productos que no pueden ser “digeridos” por estas tuberías supone horas y horas extra en trabajos de mantenimiento y un sobrecoste que todos deberíamos evitar. Basta con recordar que el inodoro no es un cubo de basura.