La consejera de Salud, María Marín, se ha reunido esta mañana con profesionales del área quirúrgica del Hospital San Pedro para analizar el grado de implantación de la cirugía mínimamente invasiva en el Servicio Riojano de Salud, “que se ha triplicado en los últimos tres años, pasando a representar una de cada tres intervenciones en la actualidad”.
En concreto, de las 21.000 intervenciones quirúrgicas programadas anualmente, 7.000 se realizan mediante laparoscopia y endoscopia, dos formas de acceso que evitan la cirugía convencional o abierta, asociada a periodos de convalecencia más prolongada y dolorosa.
En este sentido, la consejera de Salud ha agradecido a los especialistas su apuesta por este tipo de técnicas “menos agresivas para el paciente, lo que le proporciona mejores postoperatorios, menor riesgo de infección y que puedan incorporarse más rápidamente a su medio familiar y laboral”.
Asimismo, ha incidido en que la implantación de estas técnicas es un “objetivo prioritario puesto que beneficia la seguridad del paciente”. Además, ha subrayado que ambas técnicas han supuesto “un avance considerable en el tratamiento quirúrgico”.
En 2015, el Hospital San Pedro ofrecía en su cartera de servicios la cirugía laparoscópica en las especialidades de Cirugía General y Aparato Digestivo, Ginecología, Urología, Traumatología y Cirugía Torácica. Posteriormente, en 2016 incorporó esta práctica la unidad de Otorrinolaringología.
El grado de implantación de estas técnicas depende del tipo de especialidad, así en los casos de Cirugía Torácica y Cirugía General representan más de la mitad del total de intervenciones que se realizan.
Técnicas que facilitan la recuperación del paciente
Este tipo de intervenciones quirúrgicas evitan grandes incisiones para acceder al interior del organismo, a través de orificios de pequeño tamaño, que permiten la introducción del instrumental quirúrgico y una pequeña cámara de video estéril conectado a un monitor externo para visualizar el interior y realizar la operación. Las consideraciones para utilizar este tipo de cirugía son las mismas que para las intervenciones abiertas con incisión: la indicación, tipo de intervención, anestesia, etc.
Las ventajas se centran principalmente en el paciente, ya que es una intervención menos cruenta que cualquier otro método tradicional y, por tanto, favorece y acorta el periodo de recuperación postoperatorio y facilita la reincorporación del enfermo a su actividad habitual, al disminuir las complicaciones de las heridas quirúrgicas.
Igualmente, para el sistema sanitario permite un uso más eficiente de los recursos al reducir drásticamente el periodo de ingreso hospitalario y una mejor rotación de las camas.