El líder de Unión por el Movimiento Popular (UMP) en el parlamento, Jean-François Cope, anunció ayer en rueda de prensa esta nueva decisión del partido del Primer Ministro francés. Según declaró Cope, el partido pretende presentar al parlamento tanto la propuesta de ley como la resolución sobre el respeto a las mujeres durante las dos primeras semanas de enero. Una comisión parlamentaria está encargada de estudiar la necesidad o no de esta prohibición, y presentará sus conclusiones unos días después de que las nuevas peticiones lleguen al parlamento.
Este nuevo anuncio supone un cambio en la postura del partido, que recientemente había abogado por no prohibir el uso de este símbolo religioso en los lugares públicos, y restringirlo únicamente en edificios concretos. En las últimas semanas los dirigentes del UMP habían barajado la posibilidad de prohibir el burka en alcaldías, prefecturas y edificios de servicios públicos, dejando a un lado la prohibición en los espacios o transportes públicos.
Francia ya había iniciado el debate acerca de los símbolos religiosos en la educación y ahora lo traslada a todas las esferas de la sociedad. Como ya sucediera en aquel momento, el tema ha generado controversia y división. Las críticas no sólo han venido de la oposición, incluso dentro de las filas del propio Sarkozy ha habido desacuerdo. Algunos de los parlamentarios de UMP consideran que esta cuestión sólo divide a la sociedad y podría hacer peligrar sus puestos en las elecciones regionales del próximo mes de marzo. El periódico Libération publicaba también la pasada semana las declaraciones anónimas de dos ministros del Ejecutivo francés que se mostraban en contra de la gestión de este debate.
Y es que abrir la veda sobre la libertad religiosa podría tener consecuencias adversas. Hace tan sólo unos días que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha respondido al referéndum realizado en Suiza sobre la erección de minaretes. La población suiza se negó mediante su voto, pero, aún así, se trata de una intromisión en la libertad de religión de los musulmanes.
La Declaración Universal de Derechos Humanos de Naciones Unidas reconoce en su artículo 18 el derecho de toda persona a la libertad de religión. Pero el texto de la ONU va más allá y hace referencia a la “libertad de manifestar su religión o su creencia, individual o colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia”. Este fragmento de la Declaración podría ser el resquicio que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos utilizase contra esta ley en el caso hipotético de que saliese adelante.
Según muestran los últimos datos presentados por el Ministerio del Interior francés, en Francia viven aproximadamente 2.000 mujeres que utilizan el burka con mayor o menor asiduidad. De ellas, el 75 por ciento poseen la nacionalidad francesa y un 25 por ciento son musulmanas convertidas recientemente.