A la luz de los resultados de las elecciones legislativas estadounidenses, se puede afirmar que los ciudadanos de Estados Unidos han querido castigar a su presidente, Barack Obama, tras dos años de gobierno. El partido demócrata no ha logrado hacerse con la victoria en el Congreso por lo que la Administración Obama tendrá que negociar su política mucho más con los republicanos en los próximos años.
Los republicanos han conseguido el control sobre la Cámara de Representantes del Congreso de los Estados Unidos por un margen que podría superar la histórica victoria legislativa que consiguió el partido en 1994 y ha recortado significativamente la ventaja demócrata en el Senado.
A falta de conocerse todavía el reparto concreto de escaños obtenidos en la Cámara, los republicanos han conseguido salvar los 39 necesarios para arrebatar a los demócratas el control de la Cámara Baja. Es más: nuevas proyecciones garantizan al partido republicano un mínimo de 50 escaños y, según la CNN, fuentes cercanas a la Casa Blanca han comenzado a temer pérdidas históricas de hasta 60 escaños. Se trataría así de la mayor reversión de asientos registrada en la cámara a favor de los republicanos de las últimas décadas.
Esta victoria se debe en gran parte a la explosión del movimiento Tea Party , quien ha desarrollado una dura oposición contra Obama. Dos de los grandes vencedores de la noche, el senador por Kentucky, Rand Paul, y el senador por Florida, Marco Rubio, son grandes defensores de esta corriente, y han prometido trasladar su ideario antigubernamental hasta los pasillos de Washington. Los analistas pronostican, no obstante, que el movimiento se irá diluyendo progresivamente en favor de la aparición de grupos de presión con mayor poder económico, y más integrados en el organigrama de Washington.
Los objetivos de los conservadores ahora tras esta victoria serán anular en la medida de sus posibilidades las reformas sanitaria y financiera iniciadas por Obama y el Congreso demócrata precedente.
El senado, aún demócrata
En lo que se refiere al Senado, los republicanos se han quedado a cuatro escaños de la mayoría, pero han conseguido arrebatar seis asientos a los demócratas con las victorias de John Hoeven en Dakota del Norte, Dan Coats en Indiana, John Boozman en Arkansas, Pat Toomey en Pensilvania y Ron Johnson en Wisconsin. En este sentido, ha sido crucial el triunfo del candidato demócrata Joe Manchin en Virginia Occidental para rellenar el asiento vacante dejado por el fallecido Robert Byrd --el senador más longevo de la historia del país--, y cortar la euforia triunfalista republicana. La noche, no obstante, dejaba un último golpe simbólico: el republicano Mark Kirk se hacía con el antiguo escaño del presidente Obama en Illinois, y que cedió cuando asumió el cargo en la Casa Blanca.
Mensaje para Obama
Por su parte, el nuevo presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, considera que la victoria de su partido envía a Obama un mensaje claro: “Cambia el rumbo”.
“Está claro quienes son los ganadores, el pueblo americano. Es momento de arremangarse, de dar los primeros pasos para construir el futuro”, declaró Boehner. “Obama ha recibido un mensaje: cambia el rumbo”, proclamó Boehner, quien se comprometió a impulsar políticas para recortar el gasto público y reducir las competencias del gobierno.
Obama llama a Boehner
Mientras, el presidente estadounidense, tras conocer los resultados, ha llamado a Boehner para manifestarle su intención de trabajar juntos. “Mantuvieron una breve pero satisfactoria conversación. Hablaron de trabajar juntos para centrarse en las prioridades del pueblo estadounidense, que Boehner ha identificado como la creación de empleo y la reducción del gasto”, reza el comunicado divulgado este miércoles por la Casa Blanca.
Descontento popular
Los resultados de estas elecciones muestran el descontento de la población estadounidense tras dos años de gobierno de Obama. En este contexto, un 53% de los demócratas y de los republicanos están descontentos con la labor desempeñada por sus respectivos partidos.
Por contra, un 43% de los votantes demócratas sí que mantiene una buena opinión de su partido. El porcentaje de republicanos satisfechos es más bajo, un 41 %, de acuerdo con los datos que maneja la cadena CNN.
Los votantes de ambos partidos también han criticado la labor de Washington en sus propios términos: los demócratas, que tradicionalmente abogan por un gobierno expansivo, creen que no está trabajando lo suficiente. Por contra, para cuatro de cada cinco republicanos, partidarios de restringir en la medida de lo posible las competencias del gobierno, la Administración y el Congreso se entrometen demasiado en sus vidas.
En estas elecciones, la economía ha sido la preocupación más importante para un 62 % de los encuestados, muy por delante de la sanidad (19 %), la inmigración ilegal (8 %) y Afganistán (7 %).