La vida entre difuntos de una orden única en el mundo: solo quedan 5 Hermanos Fossores entre Guadix y Logroño

Dos religiosos de la congregación de los Hermanos Fossores de la Misericordia caminan junto a varios nichos en el cementerio de Guadix, en Granada, este miércoles, Día de Todos los Santos. EFE/Pepe Torres

Ester Fernández García

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La habitual tranquilidad de los cementerios se rompe estos días con un ir y venir de visistantes que se acercan a las tumbas de sus difuntos y llevarles flores. Cada 1 de noviembre, festividad de Todos los Santos, los cementerios se encuentran llenos de flores que contrastan con el gris de la tristeza que se siente en las despedidas que tienen lugar allí.

Este clima entre la tranquilidad y la tristeza es el hábitat natural de los Hermanos Fossores de la Misericordia, una orden religiosa encargada precisamente del cuidado de los cementerios. Con más de 70 años de historia, la orden de los Hermanos Fossores se encuentra en peligro de extinción y solo quedan frailes, que residen en los propios camposantos, en Logroño y Guadix, en Granada.

En Logroño la orden lleva establecida más de 50 años y actualmente hay tres Hermanos Fossores. Visten con una austera túnica marrón y, entre su jornada, que comienza cada mañana a las 6.00 horas, se encuentran las tareas administrativas y de gestión en el cementerio, limpieza y jardinería y asistencia en entierros, así como el acompañamiento de las familias durante el entierro de las personas fallecidas.

Estos tres 'guardianes de los muertos', como se les ha denominado en algunas ocasiones, dependen del Ayuntamiento logroñés, que financia su labor con un convenio anual por el que la orden reibe 78.293,56 euros, según han informado fuentes municipales. Además, en los trabajos que se realizan en el camposanto también participan los operarios municipales.

La congregación se fundó en 1953 de mano del Fray José María de Jesús Crucificado en la diócesis de Guadix, el único lugar del mundo, además de Logroño, donde la institución se mantiente. Sin embargo, a lo largo de la historia, los Hermanos Fossores han estado presentes en otras ciudades españolas como Jerez de la Frontera (Cádiz), Huelva, Felanitx (Mallorca), Pamplona y Vitoria.

Desde hace años son menos de una decena los Hermanos Fossores que quedan en la que es la única congregación religiosa en el mundo dedicada principalmente al enterramiento de los difuntos. De hecho, hace pocos días falleció en Guadix el fundador de los Fossores en Logroño y con ello, solo quedan en Granada un fraile y un novicio. “La orden se encuentra atascada, como casi al principio, y en la mano de dios estamos, surgimos de la nada y nos iremos sin nada. No tenemos ambiciones de multitudes”, dijo hace ya ocho años a Rioja2 uno de los Fossores. La situación sigue siendo la misma pero, de momento, tres frailes mantienen esta vida alrededor de la muerte y siguen asegurando el perfecto funcionamiento del cementerio logroñés.

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