A veces una llamada puede cambiarte la vida, o al menos alegrártela. Como a Antonio, que un día recibió supo que iba a recibir una herencia de un familiar lejano que no esperaba. La llamada era de una agencia francesa que se dedica a rastrear testamentos por todo el mundo para buscar a sus beneficiarios.
El Confidencial relata cómo funcionan la agencia Coutot-Roehrig, fundada en 1894 y cuya filial española abrió sus puertas en 2012. Allí trabajan genealogistas, que comienzan su labor cuando conocen un fallecimiento sin información de sus herederos. La compañía estudia la viabilidad y el riesgo, ya que sólo cobran si hay éxito. Actualmente tienen 700 casos abiertos.
Su trabajo consiste en consultar archivos y también en desplazarse por todo el mundo, siguiendo los pasos de la emigración española. Han llegado a encontrar a descendientes de desaparecidos en Cuba, México, Ucrania o incluso Australia. Muchos de los casos están relacionados con la Guerra Civil.
Lamentan que “España es un país particularmente descuidado con su documentación” y en muchas ocasiones se han encontrado con que se han eliminado papeles o están deteriorados.
Una vez encontrado el heredero, hay que convencerle de que es cierto que va a heredar los bienes de un pariente lejano y que no se trata de un timo. La compañía suele adelantar todos los gastos e impuestos, con lo que al heredero no se le pide nada hasta que no ha recibido la herencia. Eso sí, la agencia se queda con un 30% del neto, aunque sus honorarios se reducen cuando el importe asciende.
Como recoge el reportaje, en España se quedan sin adjudicar cada año unos 100 millones de euros en herencias y hasta un 40% de españoles fallece sin testamento.