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España reencuentra a San Mao, la escritora que vivió en La Palma y que “nos amó y dio a conocer en China”

Antonio Broto/Efe

Pekín —

Tuvieron que pasar 25 años desde la trágica muerte de la escritora china San Mao para que su figura, tan popular en Asia, empiece a conocerse en España, el país que tanto amó y divulgó en Oriente, pero un libro y un documental han empezado a llenar ese inexplicable vacío.

La primera traducción al español de uno de sus libros, Diarios del Sáhara, por parte de la editorial Rata, y el estreno del documental sobre su conmovedora biografía, San Mao: La vida es el viaje, dirigido por la escritora y realizadora canaria Susi Alvarado, han desenterrado esta historia de amor chino-española.

“San Mao fue la escritora más famosa de China, y su fama se debe sobre todo a los libros en los que habla de sus viajes a España, concretamente a Canarias y la antigua provincia del Sáhara” (actual Sáhara Occidental), contó a Efe la directora en la proyección del documental en Pekín, este miércoles, que atrajo a numerosos admiradores de la autora.

“De la misma manera que contribuyó a que mucha gente, sin salir de aquí, conociese la existencia de Canarias o del Sáhara, espero que ahora, con este documental, se la conozca mucho más en España”, subrayó la realizadora al público.

Nacida en 1943 en Chongqing (centro de China), a orillas del Yangtsé, la escritora emigró con su familia a Taiwán en 1949, como muchos chinos tras el fin de la guerra civil en el país, y pronto comenzó a mostrar pasión por la literatura, cambiando su nombre de nacimiento, Chen Maoping, por el seudónimo San Mao (Tres Pelos).

Culta, independiente y viajera, San Mao llegó a hablar con fluidez alemán, inglés y castellano, viajó en busca de inspiración y vivencias, y en los años 60 llegó a Madrid, donde comenzó su intensa relación con lo español.

“Llegué a España en 1967 y me enamoré de su paisaje, de su gente y de esa maravillosa lengua, el español, que sonaba a libertad y llenaba el cielo de pájaros y de luz”, cuenta el documental, en el que la directora recrea un diario de San Mao en primera persona.

Gran parte de la culpa de su amor por España la tuvo José María Quero, un buzo andaluz de Jaén con el que la escritora se casó y vivió en Las Palmas de Gran Canaria, en Puerto de la Cruz, en el Sahara Español (que tuvieron que abandonar en 1975 por la Marcha Verde de Marruecos tras la que España dejó el territorio) y en La Palma.

En esta última isla fue donde llegó la dramática muerte de Hexi, como San Mao llamaba a su marido, cuando éste se ahogó en el mar en 1979, una tragedia de la que la escritora china nunca se recuperó del todo: regresó a Taiwán en los 80 y se quitó la vida el 4 de enero de 1991.

“Era una persona muy especial y me pareció que era de justicia que en España se supiera lo que supuso San Mao”, resumió Alvarado.

La directora del Cervantes pequinés, Inmaculada González Puy, residente en Pekín desde los 80, resaltó la gran vinculación entre San Mao y España recordando que hace 30 años, cuando ella nombraba el país de donde venía en Pekín, todo el mundo le mencionaba emocionado a la escritora.

San Mao contribuyó a que España se viera en China, Taiwán, Japón o Corea del Sur rodeada de un halo de romanticismo y nostalgia que aún hoy sigue atrayendo a muchos asiáticos.

Entre ellos la joven traductora de español Nai Chen, quien decidió estudiar la lengua de Cervantes tras leer las obras de San Mao y vio este miércoles el documental.

“Con sus libros conocí España, me pareció por ellos que la gente de allí tiene mucha pasión por la vida, y por eso quise estudiar español, para poder ir a los lugares donde fue ella”, contó a Efe.

Muchos turistas de Asia viajan a la isla canaria de La Palma para visitar la tumba de José María, el gran amor español de San Mao, donde nunca faltan flores frescas de estos admiradores ni mensajes en chino, japonés o coreano de recuerdo.

“Muchos chinos, al llegar al Aeropuerto de La Palma, lo primero que hacen es ir al mostrador de información a preguntar donde está el cementerio”, recuerda la directora, quien también vivió, de niña, en el mismo Sahara Español que inspiró a San Mao.

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