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El PSOE, entre la catástrofe y las soluciones
En la dirección del PSOE, desde hace unos meses, está el debate de cómo contrarrestar lo que consideran “el falso discurso” de la recuperación económica que abandera el Gobierno.
Unos apuestan por un discurso catastrofista y, otros, por aportar soluciones en el contexto social que se viene encima, sin entrar en el cuerpo a cuerpo con el PP, para negar datos o disfrazarlos. En esta batalla, el Gobierno siempre gana.
Y más allá de retóricas de argumentario político –“la recuperación no ha llegado a la gente”, son “sólo indicadores macroeconómicos”; “el Gobierno ha empobrecido al país de forma alarmante”–, la discusión se centra fundamentalmente en que el verdadero medidor de la recuperación está en las cifras de empleo.
Una tesis que se sostiene en este debate es que el “engaño del PP” en el discurso de la recuperación económica se caerá por su propio peso porque, según se estima, Mariano Rajoy terminará la legislatura con al menos un millón de parados más de los que dejó José Luis Rodríguez Zapatero.
Sin embargo, hay una segunda tesis, que defienden otros dirigentes de la dirección del PSOE, que asegura que es un grave error esa apreciación y que hasta ahora es mayoritaria en el PSOE.
Dicho teoría asegura que, al acabar la legislatura, habrá creación neta de empleo, e incluso con datos significativos y con menos desempleados que en la etapa del anterior Gobierno. “El problema no es ése, se creará empleo, pero ¿qué tipo de empleo?”, afirman los que están más en esta segunda línea. Y en la respuesta a esta pregunta va a residir la clave de lo que ocurra en nuestro mercado laboral en los próximos años.
Hasta ahora, numerosos analistas decían que España sólo empieza a crear empleo con un crecimiento por encima del 2,5% o 3%. Ahora ya se habla de que creciendo en torno al 1,5% hay posibilidades realistas de creación neta de puestos de trabajo.
Dicho cambio obedece, entre otras causas, a que este país está ya, y se encamina a pasos agigantados, hacia un mercado de trabajo precario, con sueldos ínfimos y con condiciones laborales leoninas. Se está llegado a decir que incluso tener un trabajo no va a garantizar que se pueda tener una vida digna. Por decirlo de forma más técnica: el trabajo ya no es un factor de inclusión social.
Por ello, la segunda tesis aboga por combatir y plantear propuestas alternativas ante el escenario laboral que, en su opinión, se avecina en España, más que entrar en la guerra de cifras de desempleados o en hacer lecturas parciales de los datos mensuales del INEM.
En lo que hay acuerdo es en que todo pasa por “reconstruir” las relaciones laborales y el marcado de trabajo que dinamitó la reforma laboral del PP.
Sin dar ese paso, y de forma urgente, este país se encamina a una sociedad donde desaparecerá la clase media –que ha sido clave en la prosperidad de España en los últimos 35 años–, y donde habrá una élite con mucho dinero y poder, y una amplísima clase baja o muy baja, incluso teniendo empleo.
En la dirección del PSOE, desde hace unos meses, está el debate de cómo contrarrestar lo que consideran “el falso discurso” de la recuperación económica que abandera el Gobierno.
Unos apuestan por un discurso catastrofista y, otros, por aportar soluciones en el contexto social que se viene encima, sin entrar en el cuerpo a cuerpo con el PP, para negar datos o disfrazarlos. En esta batalla, el Gobierno siempre gana.