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Más de 120 asociaciones de la cultura madrileña “decepcionadas” con Andrea Levy

Una comitiva representante de los colectivos de arte y cultura registrará en el Ayuntamiento de Madrid una extensa carta respaldada por más de 120 asociaciones, dirigida a Andrea Levy, una vez la delegada de Cultura, Turismo y Deporte anuló el Consejo de Cultura creado en enero de 2019. Este organismo se fundó con la misión de mantener una comunicación fluida entre el consistorio y el sector, para dar a conocer sus necesidades y sus intereses. Sin embargo, Levy destruyó por sorpresa, en noviembre, el órgano que se había levantado con el consenso y la dedicación de las entidades que elaboraron el reglamento del Consejo. El sector cultural denuncia en el escrito al que ha tenido acceso este periódico que la responsable de velar por sus intereses “no ha atendido a ninguna de las alegaciones” que han presentado a la reforma que Levy ejecutó sin consulta ni consenso. 

“Dejan claro con ese nuevo texto que desprecian la labor realizada durante muchos meses por estas entidades para crear, junto con el Ayuntamiento, un reglamento para su Consejo de Cultura”, indican en el escrito para Andrea Levy. “Somos más de 120 asociaciones de danza, teatro, artes plásticas, cine, música, circo, libreros y escritores”, indica Rafael Menéndez, secretario de la Plataforma Defensa por la Cultura. Las asociaciones firmantes de la carta indican que, tras las alegaciones contra la nueva normativa de este organismo, Levy ha restado autonomía, independencia y capacidad participativa al sector. En un manifiesto del pasado noviembre, el sector ya alertó que con las medidas tomadas por la delegada del Área de Cultura, el Consejo dejaría de representar al sector. Y le pidieron que modificara la nueva normativa para mantener la gobernanza democrática de este organismo fundamental. 

En las nuevas directrices hay una mayoría de cargos de designación directa relacionados con la administración. Por este motivo el sector reclamó la despolitización del Consejo, pero Andrea Levy no accedió a sus demandas. El recorte de las funciones que deja al Consejo en un “órgano anecdótico y vacío de contenido”. Tal y como estaba construido el Consejo antes de que Levy lo fulminara, el sector participaba en las comisiones de valoración y subvención, también en la elaboración del Plan Estratégico de la Cultura, así como en la realización de un informe anual sobre el estado de la cultura en Madrid. Ahora, con los nuevos estatutos, el organismo ve limitadas sus funciones al papel de informante. También suspende en transparencia el diseño de Levy: ni siquiera serán públicas las sesiones del Pleno del Consejo. 

Acusan a la delegada de incumplir con su palabra dicha en comisión del 30 de noviembre de 2019, cuando Andrea Levy se comprometió a buscar la “unanimidad” del sector: “Ahora, desde el Gobierno, podríamos aprobarlo pero no vamos a hacerlo. El sector nos ha pedido, como ustedes, que haya unanimidad. Y hoy les anuncio que vamos a iniciar un proceso para que haya un modelo de Consejo de Cultura que seamos capaces de aprobar por unanimidad y consenso total”. Y terminó la responsable de Cultura del Ayuntamiento madrileño: “Lo queremos hacer sin improvisaciones y sin urgencias, con calma pero sin pausa, y sobre todo escuchando y escuchando, hablando con todo el mundo porque necesitamos escuchar al tejido cultural. Así conseguiremos entre todos consensuar un Consejo de la Cultura del que nos sintamos orgullosos”. Un año después, Andrea Levy traicionaba sus propias palabras e incoaba el proceso de reforma sin pedir opinión ni participación a ningún representante cultural ni grupo político en el Ayuntamiento. 

Una vez agotado el periodo de alegaciones presentadas por las asociaciones contra la normativa, “sin haberse aceptado ninguna”, ahora acaba de finalizar el periodo de las alegaciones de la oposición. Pero habían registrado las mismas alegaciones. Todo apunta a que subirá a Pleno el próximo abril y entonces se verá si Andrea Levy cumple con su palabra: “Lo que nos ha transmitido es que o se aprueba lo que ella dice o acabará definitivamente con el Consejo”, dice Rafael Menéndez. Para que ocurra eso primero tendrá que anular el Consejo de Cultura, creado en el último minuto durante la anterior legislatura.

“Lo que pretende la delegada del Área es administrar a los administrados sin los administrados”, sostiene Menéndez. “Empezamos a trabajar en el consenso de todo el sector en el año 2014 para elaborar, cinco años después, estas reglas del Consejo de Cultura. No es un sector fácil, hay muchos intereses cruzados y, a pesar de ello, logramos el consenso y la unidad de todas las disciplinas culturales. Nunca antes se había aunado los intereses de todos y ahora, sin más, lo quieren destruir en un despacho y son escuchar. Han montado un organismo de paja, sin representación cultural independiente. Lo quieren como rehén para justificar y legitimar sus decisiones, sin contar con el sector. Parece increíble, pero este Ayuntamiento de Madrid no ha elaborado un Plan Cultural todavía”, añade el secretario de la Plataforma de la Defensa por la Cultura.