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Alcalá se pregunta quién cambió la avenida de Juan Carlos I por la del “Mataelefantes”

Una de las calles rebautizas.

Víctor Honorato

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Unos chavales aburridos, unos “comunistas sinvergüenzas”, o quizás “alguien de fuera”, pasaron el sábado por la noche por la avenida Juan Carlos I de Alcalá de Henares, provistos de unas pegatinas bastante bien hechas, para rebautizar las placas de la vía, que amaneció el domingo como avenida “del Prófugo”, “Mataelefantes”, “Abu Dhabi”, “Putero borracho” o “Cuentas de Suiza”, entre otras referencias críticas al monarca emérito. El guiño o gamberrada habría pasado bastante desapercibido de no ser por la denuncia del grupo municipal de Vox, que acudió a las redes sociales para exigir la “inmediata retirada” de las nuevas denominaciones. El Ayuntamiento cumplió, y a media tarde dos operarios municipales ya estaba despegando los adhesivos.

La intervención situacionista apenas tuvo repercusión en el barrio de La Garena, donde está la avenida, con dos carriles por sentido de circulación y mediana, en el extremo occidental de Alcalá. Es un área de comunidades de viviendas cerradas y chalés adosados y de gente que pasa “con el piloto automático”, como explica Joaquín, trabajador municipal de limpieza que recogía hojas en la acera a mediodía del lunes. Al hombre le extrañaba que en una localidad “llena de curas y militares” ocurriesen sucesos como este. Él se enteró esta mañana (lo vio en Facebook) y criticaba la celeridad en corregir la nomenclatura, cuando por España adelante “sigue habiendo calles al carnicero de Badajoz [el general Yagüe, de los golpistas del 36]”.

De una treintena de vecinos y trabajadores locales consultados, apenas un puñado se habían enterado del cambio. “Serán esos de Podemos”, coincidían dos jubilados tomando un café al sol, sin mucho convencimiento. “Qué dices, de qué me hablas”, despejaba la camarera del bar La Casita, junto a una de las rotondas señaladas, que ponía cafés mientras esperaba por teléfono a que el robot telefónico del banco le solucionase una gestión. “Esto está lleno de comunistas”, denunciaban Marta y Nora, en referencia a los posibles autores, charlando en una esquina con sendos carritos de bebé. “Aunque yo llevo poco tiempo viviendo aquí”, admitía la primera. 

En La Garena, el malestar ciudadano más reciente ha venido provocado por los atascos en la avenida de la última semana, ocasionados por unas obras de asfaltado que obligaron a desviar el tráfico. “Quince minutos para pasar el semáforo y dar la vuelta”, señalaba Lorenzo, transportista, que hablaba con Rubén y Santiago ante la furgoneta de trabajo. “Quizás alguien se ha sentido herido. Yo no”, bromeaba Rubén, irónico. “No es que haya corrido la sangre”, seguía. ¿Y si alguien propusiese oficialmente retirar el nombre de la calle, como ha pasado ya en localidades como Gijón o Pontevedra? Santiago no lo veía claro, y su lógica era robusta: “Si la calle está, pues está”.

En Alcalá se presentaba hoy el acuerdo entre el PSOE y Ciudadanos para que los segundos entren el gobierno local. A los socialistas solo les faltaban un par de concejales para la mayoría absoluta. Más ocupado hoy con eso, un portavoz municipal señala que la cuadrilla municipal de limpieza acabó la tarea “en cuestión de horas”. “La verdad es que daban bastante el pego y pudo resultar gracioso, pero al final es vandalismo, igual que si hay pintadas”, razona.

El Instituto de Educación Secundaria Francisca de Pedraza abrió finalmente sus puertas en septiembre en el barrio de La Garena, tras sucesivos retrasos que habían provocado movilizaciones vecinales. Tomando un refresco en un bar cercano durante el recreo, una decena de estudiantes se partían de risa cuando se les refería la historia de los epítetos del emérito. “A ver, bien no está, pero es gracioso”, razonaba una de las jóvenes. “Pero y si se pierden los carteros”, oponía otra, más seria. Solo uno de los presentes se había enterado previamente del suceso, también a través de Internet. José, de paso en una terraza, argumentaba que el episodio podía dar mala imagen entre los turistas. “Todos los Borbones son iguales”, apostillaba.

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