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La cultura, al final de la lista

Acaba de cumplir 96 años, en sus tablas estrenaron algunas de sus obras los hermanos Álvarez Quintero, se celebró una edición del mítico Festival de la OTI y hasta disputaron un Mundial de Ajedrez los grandes rivales soviéticos Anatoli Karpov y Gari Kasparov, en plena perestroika. Durante décadas ha sido parada obligatoria en sus giras para los mejores espectáculos teatrales y de danza de la cartelera española, con textos de los dramaturgos más destacados y la actuación de los actores y actrices, músicos y cantantes más populares de nuestro país. Pero hace ya más de año y medio, desde septiembre de 2023, que el Teatro Lope de Vega, de propiedad municipal, echó el telón a priori por sólo cuatro meses; una pérdida para la actividad cultural de la ciudad que, sin duda, está durando demasiado tiempo.
Tras las elecciones locales de 2023, el nuevo equipo de gobierno del PP, liderado por José Luis Sanz, esgrimió varios informes técnicos que alertaban del mal estado de elementos determinantes para la seguridad del edificio, como el telón cortafuegos o el elevador escénico, entre otros puntos. Sin poner en duda la veracidad de dichos estudios, y teniendo en cuenta que el espacio escénico tuvo actividad hasta la primavera de ese mismo año, caben dos conclusiones: o el anterior equipo municipal, del PSOE, cometió una absoluta irresponsabilidad manteniéndolo abierto o los recién llegados a Plaza Nueva pecaron de exceso de celo al decidir la clausura de la actividad cultural en el Lope de Vega. O las dos cosas a la vez, que también podría ser.
Así las cosas, y tras este año y medio largo de inactividad, silencio oficial y temor de abandono; profesionales y espectadores de las artes escénicas de Sevilla y del resto de Andalucía, agrupados en la Plataforma Cívica para la Recuperación del Lope de Vega, han vuelto a poner este agujero negro de la gestión cultural local de actualidad en los últimos días con una concentración a las puertas del edificio y con una tanda de preguntas llevadas al pleno municipal para interesarse por la situación del teatro: ¿Se han tramitado los expedientes necesarios para iniciar las obras de rehabilitación necesarias para reabrir el edificio?, ¿se han pedido los permisos para iniciar las obras?, ¿se han sacado a concurso?, ¿con qué calendario?, y, la más importante, ¿qué fecha de reapertura tiene?
Será fruto de la casualidad, o de la presión del sector cultural en los medios, pero la concejala delegada de Cultura y Turismo del Ayuntamiento de Sevilla, Angie Moreno, explicó en una rueda de prensa la semana pasada que el teatro abrirá en septiembre de 2026, tres años después de su cierre por cuatro meses, con motivo de la próxima bienal de Flamenco. Moreno detalló también los trabajos realizados ya y las tareas pendientes. A fecha de hoy, ya se ha procedido a la limpieza de la cúpula interior, que estaba inundada de agua desde 2022 y cuya recuperación es fundamental para la seguridad de la lámpara de tres toneladas; la sustitución de la iluminación de sala y de la citada lámpara; la sustitución de la iluminación escénica; la digitalización del equipamiento técnico del teatro; la eliminación de la moqueta y la restauración del mobiliario.
Se me hace difícil imaginar que la reparación de una gran avenida, un nuevo desarrollo urbanístico, la instalación de los palcos de la Plaza de San Francisco o la portada de Feria pudieran llegar a acumular estos llamativos retrasos
Aún están por llegar un nuevo sistema de regulación de iluminación, nuevo material de sonido, una plataforma elevable, el telón cortafuegos y el desmontaje, embalaje, transporte y almacenamiento de las butacas, que se ejecutará de la manera coordinada con la instalación del telón cortafuegos y el elevador escénico. A todo ello hay que sumar la reparación interior y exterior del edificio. Mucho habrá que correr administrativa y ejecutivamente para tenerlo todo listo en apenas 18 meses.
Mientras ese momento llega, y desde hace ya más de otro año y medio, la programación escénica en Sevilla se ha visto seriamente afectada por el cierre del Lope de Vega. Ahora son menos espectáculos los que llegan a la ciudad y, los que lo hacen, se reparten entre el Cartuja Center, la sala TNT y otros espacios, sin un referente claro para el teatro de estreno y en gira.
Toda la historia reciente del teatro, desde el estado de dejadez que alcanzó antes de su clausura hasta el inexistente ritmo de tramitación y ejecución de las mejoras necesarias, suena a falta de interés y a un orden de prioridades que deja la cultura al final de la lista. Ojalá que pueda terminarse la reforma lo antes posible y, efectivamente, reabra el año próximo pero, imagino que compartirán conmigo, se me hace difícil imaginar que la reparación de una gran avenida, un nuevo desarrollo urbanístico, la instalación de los palcos de la Plaza de San Francisco o la portada de Feria pudieran llegar a acumular estos llamativos retrasos.
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