Un grupo de personas con pancartas espera a una comisión judicial. Una familia permanece en su casa, descontando minutos hasta la hora en la que intentarán echarla a la calle. Furgones de antidisturbios amenazando desde el asfalto. La escena se ha repetido cientos de veces en España desde el inicio de la crisis financiera de 2008. La diputada de Unidas Podemos en la Asamblea de Madrid, Alejandra Jacinto (Madrid, 1989), estuvo como abogada en tantos escenarios similares que ha perdido la cuenta. A uno de ellos se llevó a Juan Diego Botto, que preparaba su película ‘En los márgenes’, y a quien asesoró para que los asuntos jurídicos de su historia fueran lo más realistas posibles.
La cinta, protagonizada por Luis Tosar y Penélope Cruz, ha vuelto a poner el foco en el drama de los desahucios, pero algunos no los han olvidado nunca. Cada año se producen en España unos 100 al día. La primera vez que Jacinto ayudó a frenar un lanzamiento tenía 22 años. Era 2011, el curso que estalló en las plazas el descontento y se redefinió el tablero político. Ella estaba terminando de estudiar Derecho y Ciencias Políticas y se había involucrado en el movimiento 15M en Usera, donde le pidieron aprovechar sus conocimientos jurídicos para ayudar a las personas en riesgo de perder sus viviendas.
“Me acuerdo de Javier y María, que tenían una niña pequeña”, afirma la abogada en conversación con elDiario.es de aquella primera intervención. Después llegaron muchas más, que han construido un currículum sobre la base de las grandes reivindicaciones del movimiento por el derecho a la vivienda, pero también sobre algunos de los mayores dramas e injusticias inmobiliarias sufridas en la Comunidad de Madrid en la última década.
En la manifestación por el rescate a Bankia en 2012, que ha costado a las arcas miles de millones de dinero público, Jacinto conoció a Javier Rubio, con quien fundó una cooperativa de abogados unos meses después. “Me acuerdo del desahucio de Wilson, que sale en la película, con uno de los abogados corriendo porque nos echaban la puerta abajo; en Vallecas, a una de las personas, con un bebé de 15 días, cuya casa había vendido a un fondo buitre Ana Botella; o un derribo en Fuencarral en 2016, para poder implementar la Operación ”, rememora.
Jacinto, que a falta de confirmarse en primarias será la candidata de Podemos a presidir la Comunidad de Madrid para las elecciones de mayo de 2023, dio el salto a la política institucional en los últimos comicios, en la lista que encabezaba Pablo Iglesias. Cuando se le pregunta como surge ese salto, se remonta a 2017. “Desde el movimiento organizamos un proceso para conseguir que Madrid dejase de ser la única comunidad autónoma del Estado que no tiene ley de vivienda. Empezamos a trabajar y durante más de un año y medio estuvimos trabajando con el texto legal todo el equipo de abogados, las personas que colaboraban y los afectados, que saben mejor que nadie las necesidades que tiene que recoger una ley. La trajimos a la Asamblea en noviembre de 2017 y se rechazó. Ni siquiera fue tomada en consideración. No llego ni a debatirse. Eso me marcó”, explica.
Tras esa experiencia, se convenció de que la cooperación con las instituciones era necesaria. “Cuando en 2021 me lo propusieron, pensé que después de 10 años dedicándome a poner toda la fuerza y toda mi vida en los movimientos sociales, quería seguir haciéndolo”, señala. En la Cámara regional la ha precedido su experiencia, que algunos han tratado de utilizar como arma arrojadiza. “Fracasada abogada”, la llamó la presidenta Isabel Díaz Ayuso, sin otra ocupación laboral conocida fuera del Partido Popular. “Supongo que lo que usted entiende como fracaso es haberle tumbado la negligente venta de vivienda pública a fondos buitre en los tribunales”, le respondió entonces la diputada de Unidas Podemos. Jacinto formó parte del equipo de abogados que ha llevado a la Comunidad ante los tribunales por malvender a fondos de inversión vivienda pública en alquiler.
Con el ascenso de Ione Belarra a la secretaría general de Podemos, tras la marcha de Iglesias, Jacinto pasó a formar parte de su Consejo de Coordinación, como secretaria de Derecho a la Vivienda, una de las banderas de la formación en el Gobierno de coalición. Precisamente, esa norma es una de las que ha causado fricciones entre PSOE y UP desde el inicio de la legislatura. “Lo más importante de esa ley es que tiene que recoger las demandas de los colectivos, de la PAH, del Sindicato de Inquilinas y de todas las organizaciones de la iniciativa por la ley”, defiende.
“¿El límite al precio del alquiler es una línea roja? No me gusta hablar de líneas rojas, sino de que las medidas que proponemos sean eficaces. De nada sirve legislar si luego eso no tiene una implantación real y no alivia de verdad”
En esa norma, y pese a lo que denomina “reticencias del Partido Socialista”, la responsable de vivienda de Podemos define tres ejes: “La regulación de los precios de los alquileres; que la Sareb salde la deuda que tiene con la ciudadanía de la forma más eficaz y más rápida, que es poner a disposición del parque público las miles y miles de viviendas que tiene; y que no se puedan ejecutar desahucios sin alternativa habitacional, que es un planteamiento de las Naciones Unidas”. ¿Es la limitación de las rentas una línea roja? “No me gusta hablar de líneas rojas, me gusta hablar de que las medidas que proponemos sean eficaces. De nada sirve legislar si luego eso no tiene una implantación real y no alivia de verdad”, responde.
Mientras tanto, insiste, cinco años después en la necesidad de aprobar una ley de vivienda en Madrid, pero también en la de dar la vuelta a más de un cuarto de siglo de Gobiernos del PP. “Hay un séquito que lleva parasitando las instituciones 27 años. Por ejemplo, la forma de actuar de la Mesa [de la Asamblea], que bloquea cada intento de hablar de una comisión de residencias, pone de manifiesto el secuestro institucional que profesa y practica el Partido Popular. Pero creo que ha llegado un momento en el que la gestión pública, o la ausencia de gestión, de la señora Ayuso es tan infame y tiene tal falta de empatía, que los problemas empiezan a ser evidentes para todo el mundo”, asegura.
Su plan es recorrer el camino hasta mayo de la mano de “los movimientos sociales, con las organizaciones de la sociedad civil, con las familias afectadas por la línea 7b de metro, con los colectivos ecologistas y feministas”. Un discurso que recuerda al proceso de escucha de la vicepresidenta segunda, a través de su plataforma Sumar. “Tenemos buena relación y yo creo que al margen de los tiempos de Yolanda, desde luego en Madrid necesitamos que se dé esa cooperación entre movimientos y partidos políticos y eso es en lo que yo voy a estar estos meses que me quedan por delante”, asegura.
Pese a que desde Unidas Podemos habían insistido en la creación de una alianza a la izquierda del PSOE, esa opción parece ya desterrada de la estrategia de Podemos. “Llevamos desde 2019 planteando que una candidatura conjunta con otra fuerza política progresista sería la opción más eficaz [para ganar la Comunidad], pero tenemos que respetar la opción de Más Madrid y Mónica García de concurrir en solitario. Creo que también hace falta que dejemos de hablar de nosotras mismas y entender que lo que tenemos y tengo por delante es levantar un proyecto de región alternativo al que representa el PP más auténtico, que es el que encabeza la señora Ayuso”, reconoce Jacinto.
En su discurso se repite una y otra vez un mensaje: “El principal derecho, del que salen el resto de derechos, es el derecho a la vivienda”. A él ha consagrado su paso por la política autonómica. ¿Hasta cuándo? “Hasta que haya una ley de vivienda que regule los precios”. Mientras tanto, su labor como abogada antidesahucios le sigue dando alguna alegría. La última ha sido el visionado de 'En los márgenes' con afectados y compañeros del movimiento: “Verla fue un poco catarsis. Pensé: ”Peña, que nos han hecho una película“. Ellos son los que siguen dándole sentido a lo que yo estoy haciendo en política institucional”.
A la película solo le pone una pega menor. “El título está bien, pero los desahucios no están solo en los márgenes. Son una cosa mucho más transversal, sobre lo que ha habido muchísimo silencio”.