Cuando el Ayuntamiento de Madrid limitó el tráfico por los picos de contaminación, las redes sociales se llenaron de mensajes de enfermos de asma que habían notado cómo aumentaban los ataques durante los días anteriores: “Mis peores semanas de asma”, “llevo unos días con fatiga”, “llevo tres días fastidiado”, “me cuesta respirar”. El dióxido de nitrógeno (NO2) es uno de los principales contaminantes emitidos por el tráfico. De hecho el equipo de Carmena acaba de activar un nuevo protocolo a aplicar cuando se superen los límites de este gas. La razón está clara.
Los ingresos hospitalarios urgentes por enfermedades respiratorias aumentan un 42% durante los episodios de alta contaminación en Madrid, según los datos entre 2006 y 2013 (últimos disponibles de ingresos hospitalarios) analizados por eldiario.es. En concreto, durante las semanas que la concentración media de dióxido de nitrógeno (NO2) se mantuvo por debajo de los 40 microgramos por metro cúbico, hubo un promedio de 264 ingresos hospitalarios. Por el contrario, en las semanas donde la presencia del contaminante superó los 60 microgramos, las entradas hospitalarias aumentaron hasta los 375. Ver metodología
Unos datos, referentes al municipio de Madrid entre 2006 y 2013, que reflejan una fuerte correlación entre la presencia de contaminantes en el aire y sus efectos nocivos para la salud. “Está demostrado que cuando sube el nivel de dióxido de nitrógeno hay efectos sobre la salud”, explica Juan Bárcena, portavoz de Ecologistas en Acción. En su último informe, la organización ecologista critica que los niveles de contaminación en Madrid inciden en “la aparición y agravamiento de enfermedades respiratorias”.
Según el análisis realizado por eldiario.es, los picos en la concentración de NO2 en la atmósfera de la ciudad de Madrid coinciden con los picos de ingresos por enfermedades respiratorias. Concretamente, en los meses de diciembre, enero y febrero de cada año.
Los expertos aclaran que, aunque la estacionalidad tiene su efecto, el factor de la contaminación es clave en estos resultados. “No hay ninguna duda sobre la relación entre contaminación y efectos sobre la salud”, afirma Cristina Martínez, neumóloga y portavoz de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
“Cada vez hay más trabajos que relacionan la contaminación con efectos nocivos para la salud”, aclara Ana Santurtún, investigadora de la Universidad de Cantabria. La especialista en toxicología demostró en un estudio que la presencia de contaminantes atmosféricos aumentaba las urgencias hospitalarias por problemas respiratorios en Santander y Zaragoza.
Precisamente, la Agencia Europea de Medio Ambiente cifró en 5.900 las muertes en España atribuibles a la exposición a dióxido de nitrógeno en 2012. “Aunque no hay datos específicos de Madrid, por primera vez se hace un cálculo por países de la mortalidad prematura atribuible a esta sustancia”, comenta Bárcena, de Ecologistas en Acción.
La directiva 2008/50 de la Comisión Europea establece un límite anual de concentración media de dióxido de nitrógeno de 40 microgramos por metro cúbico. En las semanas donde se superó este nivel, el promedio de ingresos hospitalarios urgentes por enfermedades respiratorias en Madrid siempre fue mayor, según la investigación realizada por eldiario.es.
No solo sufren los pulmones
“Los efectos de la contaminación se ven, fundamentalmente, en patologías cardiovasculares y respiratorias”, afirma Santurtún. Al margen de su relación con enfermedades respiratorias, la presencia de altas concentraciones de dióxido de nitrógeno también se empieza a vincular con otras patologías. Un estudio realizado en el Hospital Universitaria de Canarias (HUC) en Santa Cruz de Tenerife concluyó que la exposición a dióxido de nitrógeno aumentaba los ingresos hospitalarios por insuficiencia cardiaca y síndrome coronario agudo.
Alberto Domínguez, cardiólogo y autor del estudio, demostró que la polución ambiental es “un factor de riesgo sobre la salud cardiovascular” por primera vez en España. “Hay que tener en cuenta que los contaminantes entran por las vías respiratorias y de ahí pasan a la sangre”, explicó a eldiario.es.
Los expertos coinciden en que existen determinados compuestos que producen irritación directa, pero matizan que la contaminación también agrava las enfermedades que ya tiene el paciente. “El problema es que pacientes vulnerables con enfermedades ya diagnosticadas pueden verse perjudicados por la exposición a la polución”, explica Santurtún.
Tres de cada cuatro ingresos urgentes (un 75%) por enfermedades respiratorias entre 2006 y 2013 fueron de pacientes de menos de 10 años o de más de 70 años. “Los niños y las personas mayores son los pacientes más vulnerables a esta exposición”, afirma la neumóloga Cristina Martínez.
Desde Ecologistas en Acción alertan que no solo hay que tener en cuenta el dióxido de nitrógeno (NO2) sino el resto de contaminantes que se emiten al mismo tiempo. Juan Bárcena, portavoz de la organización, argumenta que el NO2 es la regla que marca el nivel del resto de contaminantes. “Por ejemplo, el dióxido de nitrógeno va de la mano de las partículas ultrafinas”, explica Santurtún.
Del centro a la periferia: así cambiaron las estaciones
Por sexto año consecutivo, Madrid vulneró los valores límite legales para el dióxido de nitrógeno. El peligro de multa para la capital por sus incumplimientos existe. En los últimos años, sin embargo, se ha ido reduciendo paulatinamente la presencia de dióxido de nitrógeno en la ciudad. Al menos, según los datos oficiales, que cifran una caída de un 40% la concentración media de esta sustancia en el aire madrileño entre 2007 y 2014.
Estos datos, recogidos en el Portal de Datos Abiertos del Ayuntamiento de Madrid, usan la información de las estaciones de control de calidad del aire repartidas por todo el municipio. En total, son 24 las estaciones que miden la concentración de determinados contaminantes. Aunque no siempre han sido las mismas. Por ejemplo, la estación ubicada en el Parque del Retiro fue instalada en 2010.
Entre 2006 y 2009 se dieron de baja 14 estaciones de control y se instalaron 11 nuevas en distintos puntos de la capital. Las nuevas estaciones ayudaron a bajar la media de gases contaminantes en Madrid. Una situación provocada por trasladar las estaciones de control de aire a ubicaciones más “verdes”.
Desde Ecologistas En Acción opinan que esta remodelación de la red “era necesaria” para mejorar el equilibrio entre las estaciones de tráfico y las de fondo urbano. Sin embargo, sí critican la actual distribución y reclaman una mayor proporción de dispositivos de control en zonas de tráfico intenso.
En 2007, había hasta 15 estaciones dentro de la M-30, el centro urbano de Madrid. En 2014 y con la nueva distribución, el número se redujo a 10, según el análisis realizado por eldiario.es. Las estaciones más contaminantes, ubicadas en la Plaza Luca de Tena, la Plaza Doctor Marañón y el Paseo Recoletos, desaparecieron de las mediciones.
Soluciones preventivas para un problema estructural
El 80% de las emisiones de dióxido de nitrógeno proceden del tráfico, según los expertos. Precisamente, hacia los coches se destinan la mayoría de medidas del protocolo del Ayuntamiento cuando se superan los límites horarios de este contaminante. “El problema que veo es que son medidas reactivas, se actúa cuando alcanzamos el pico”, explica Santurtún.
“Todo viene porque los trabajos se concentran en el centro y no en el exterior”, argumenta Miguel Álvarez, miembro del proyecto Nación Rotonda. Creado por cuatro ingenieros con el objetivo de mostrar los desmanes de la burbuja sobre el territorio, sus análisis sobre movilidad en la ciudad de Madrid triunfan en las redes sociales.
“La mayor parte de los coches vienen desde fuera”, afirma Álvarez, que se basa en los datos del “Atlas de la movilidad residencia-trabajo en la Comunidad de Madrid”. Asegura que la única manera de resolver esta cuestión es fomentando el transporte público y desincentivando el uso del coche. “La historia no es que movamos coches sino personas”, explica. Los expertos coinciden en medidas como el aumento de los carriles VAO, retirada de aparcamientos en el centro o en mejorar las frecuencias de metro.
“La solución pasa por no emitir contaminantes”, argumenta la portavoz de la SEPAR, Cristina Martínez. El último Plan de Movilidad de la ciudad de Madrid establecía como objetivo una reducción del uso del coche del 29% en 2014 hasta el 23% en 2020.