Durante años han aguantado bromas en cuanto pronunciaban el nombre de la universidad en la que estudiaban. Los memes y los chistes sobre sus títulos corrieron por grupos de WhatsApp durante meses, mientras iban aflorando las irregularidades de los posgrados de Cristina Cifuentes, Pablo Casado y Carmen Montón, obtenidos en la Universidad Rey Juan Carlos (URJC). Y muchos de ellos han visto cómo parte de la formación que figura en sus currículum se ponía en duda.
Más de dos años y medio después de que elDiario.es destapase la primera noticia que derivó en el conocido Caso Máster, varios alumnos entrevistados por esta redacción consideran que el estigma que generó aquel escándalo para los estudiantes que se habían formado en la universidad va decayendo, pero las bromas permanecen.
“Fue completamente devastador”. Así resume Javier Barbero, alumno de cuarto de Filosofía, las consecuencias que tuvo en su clase la irrupción de la investigación periodística sobre los falsos posgrados de Cristina Cifuentes y de Carmen Montón, que arruinaron la carrera de dos políticas emergentes en el Partido Popular y el PSOE. “Comenzamos el curso 30 y en segundo éramos menos de 15. Como tenía trato con los compañeros, les pregunté qué había pasado. La gran mayoría de los que se iban querían cambiarse de universidad”, recuerda. Estaban en 1º cuando saltó la primera información sobre el máster de Cifuentes. Él optó por quedarse, seguir estudiando y buscar buenas notas para mantener la beca con la que cubre el precio de la matrícula.
Huelga y encierro
Ante el escándalo destapado, en septiembre de 2018, varias asociaciones estudiantiles convocaron una huelga general bajo la consigna “fuera la mafia de la universidad”. Javier participó activamente en ella y lamenta que tras su celebración “no hubo ningún tipo de respuesta” por parte del rectorado. El Caso Máster activó una movilización estudiantil en la URJC, que les sirvió como base para futuras protestas.
Durante aquellos meses, varias decenas de estudiantes llegaron a encerrarse una noche en el edificio de gestión del campus de Vicálvaro. “Despertó un espíritu más combativo. No fue tanto la movilización que hubo en un primer momento, también alertó a la gente para protestar por otras medidas”, recuerda Daniel Jiménez, estudiante del doble grado de Diseño y Desarrollo de Videojuegos.
A punto de terminar la carrera y con vistas a su futuro laboral, Javier (22 años) afronta con indiferencia las bromas sobre su universidad. “Aunque ya no salga en la televisión todos los días, el estigma sigue”, reflexiona. “Todo el mundo conoce la universidad por cosas negativas”, añade Daniel. Para Fabio, que cursa Comunicación Audiovisual, los alumnos de la URJC han “hecho callo” con el señalamiento sufrido. Ya no es solo por el máster de Cifuentes, también por llevar el nombre del monarca emérito. Más Madrid en Móstoles, municipio que alberga uno de los campus, ha pedido que se elimine la alusión al padre de Felipe VI. “Somos el pito del sereno de la educación pública en Madrid”, destaca Fabio. Aún así, repetirá matriculación en esta Universidad, donde está a punto de empezar un máster.
Han pasado casi tres años desde que se publicó el primer artículo sobre las irregularidades del ya clausurado Instituto de Derecho Público, a lo largo de estos cursos la Universidad ha incorporado a nuevos alumnos. Alejandro Fernández es uno de esos alumnos que llegó a la URJC post Caso Máster para estudiar Ingeniería Mecánica. “Cuando saltó [el escándalo] tenía a amigos estudiando Medicina en la URJC que se quejaban porque se lo recordaban mucho. Ahora ya no pasa”, incide.
Este alumno, que valora positivamente la formación recibida, no cree que le vaya a perjudicar laboralmente haber compartido universidad con Cifuentes, Casado o Montón. Y lanza un mensaje a las empresas que mantengan prejuicios contra su titulación: “Del prestigio no se come. Lo que se busca son profesionales que sepan del tema. Ahora mismo la URJC está dando bastante caña, por lo menos en mi caso y en el de mis compañeros. No hay problema”.
Cambios tras el Caso Máster
Las investigaciones periodísticas del Caso Máster supusieron un punto de inflexión para la gestión de los trámites internos. Los estudiantes entrevistados explican que los procedimientos se han endurecido. Recientemente un profesor de Alejandro les planteó que “desde lo que pasó no se regala nada”, en alusión a las notas mínimas para aprobar.
“El ambiente de desconfianza ha exigido cierta transparencia de cara a los procesos que se llevan a cabo en la universidad. Es de las pocas cosas buenas que ha hecho [el rector Javier] Ramos”, apunta Fabio. Aunque matiza que con el paso de los años la situación ha ido “involucionando”, “porque ya no está esa base de movimiento estudiantil que demandaba transparencia”.
Para Daniel, la publicación del escándalo de los másteres que la Universidad Rey Juan Carlos regalaba a alumnos VIP tuvo una lectura positiva: “Sirvió para poner el grito en el cielo”. “No puede haber una educación para gente con dinero y poderosa, y luego, una educación para el resto de las personas que se ganan con esfuerzo sus titulaciones. No solo porque se lo regalen, porque pone en duda y perjudica todo el esfuerzo realizado por el resto de personas”, expone este joven, miembro del colectivo Frente de Estudiantes.
Jon Lizaso es otro de los jóvenes que se esfuerza no solo para conseguir la carrera de Periodismo, también para pagarse la matrícula. Trabaja como “dependiente en una heladería” para abonar parte de los créditos, el resto lo cubren sus padres. A las futuras generaciones de informadores formadas en la URJC el caso Máster les pilló en la zona cero de la noticia. Jon tenía como profesora a una de las docentes que participó en la reconstrucción del acta de Cifuentes — el documento sobre el que gira el juicio que arranca este lunes — en los meses en los que se iba desmontando la coartada planteada en un principio por la Universidad y a la que se aferró la expresidenta de la Comunidad de Madrid. Este alumno también tiene la impresión de que la estigmatización de la URJC “ha parado”. “No se habla tanto como se hablaba en aquel momento”, concluye.
El inicio del juicio contra Cifuentes coincide con el periodo de exámenes. Durante la última semana alumnos de la URJC han protestado en redes sociales porque el centro ha optado por realizar las pruebas de forma presencial pese al aumento de los contagios. Esta decisión ha sido compartida por todas las universidades de la Comunidad de Madrid, centros públicos y privados han decidido por “unanimidad” mantener la presencialidad en los exámenes, a pesar de la situación epidemiológica de la región en los últimos días.