La guerra abierta en el PP protagonizada por Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado –que terminó con la salida del hasta entonces líder del partido– ha seguido cobrándose víctimas un año después de la contienda. Ayuso ha culminado esta semana su venganza ya como líder de la formación en Madrid relegando de las listas a las personas que no cerraron filas con ella cuando la dirección de Casado puso en cuestión el contrato de mascarillas que su Gobierno adjudicó a dedo a un amigo de su pueblo y por el que su hermano, Tomás Díaz Ayuso, cobró una comisión de 283.000 euros. El PP de Madrid daba a conocer este lunes las candidaturas y las sorpresas han sido pocas.
Se confirmaban así las quinielas que en el propio partido venían haciendo los últimos meses sobre los nombres que la presidenta madrileña y ahora también candidata a la reelección dejaría caer como cobro por no haber estado a su lado en la dura batalla. En el aniversario del 4M, hace ahora casi un año, Ayuso ya avisó de que pensaba cobrarse lo que para ella había sido una deslealtad por poner en cuestión la “honorabilidad” de su Gobierno, y en definitiva, la de ella misma. “No voy a olvidar que se haya intentado trasladar algo distinto”, advirtió, delante de los muchos que hoy han recibido el castigo esperado. Dirigentes todos que pagan con sus escaños o consejerías las complicidades con la máxima autoridad del partido de entonces, cuando se desató la guerra entre Génova 13 y la Puerta del Sol.
En el Consejo de Gobierno, el turno de los caídos ha sido para David Pérez y Carlos Izquierdo, ambos consejeros del Gobierno regional en las carteras de Transportes y Administración Local, respectivamente. Sus nombres hacía semanas que estaban en la cuerda floja por haber estado del lado de Casado en la guerra interna por el poder en Madrid. A ambos Ayuso los envía a la política municipal en la lista de José Luis Martínez-Almeida al Ayuntamiento de Madrid en la que la máxima dirigente del PP en Madrid deja su impronta para demostrarle al aún alcalde quién manda ahora en el partido. Almeida repite porque es una decisión que no dependía de la presidenta, pese a haber sido uno de los dirigentes cercanos del equipo de Casado.
En la candidatura de Almeida llamaba la atención una incorporación más con sello 'ayusista': la de la actual consejera de Cultura y Turismo, Marta Rivera de la Cruz, que ocupará el número tres de la lista. La antigua dirigente de Ciudadanos no fue en la lista de Ayuso el 4 de mayo, pero la presidenta regional la rescató para el nuevo Gobierno –ya sin el partido que se dice “liberal”– como consejera de Cultura.
El movimiento se interpreta como un despido por adelantado de Andrea Levy como concejala del área si el PP revalida el Ayuntamiento. A diferencia de lo que ocurre en la Comunidad, un concejal de área debe ser electo y por lo tanto debe estar en las listas. Levy, muy próxima a Casado, seguirá previsiblemente por el momento en la política municipal como edil al ocupar el puesto 13 de la lista. Queda por ver qué pasará después, cuando toque configurar las listas a las generales.
El sello de Ayuso en la lista de Almeida es tal que hasta los fichajes procedentes de Ciudadanos, José Aniorte y Ángel Niño, que el alcalde ha querido incorporar en su candidatura –y que tuvo que autorizar previamente la líder popular– van en puestos en los que no está asegurada su elección. Desde el entorno de los ediles explican que el compromiso es mantenerlos después en algún puesto, si bien desde Cibeles reconocen que ha habido “codazos” para estar en la apretada lista municipal tras las imposiciones de Ayuso.
Otros que ya cayeron en desgracia
El destino que iba a dar la dirigente madrileña a la anterior secretaria general del PP de Madrid, Ana Camins, era otra de las incógnitas que la presidenta regional ha despejado esta semana. Muy próxima a Casado, hasta el punto de que el exlíder del partido la tenía como una posible tercera vía a dirigir la formación en Madrid para evitar que Ayuso acumulara tanto poder, Camins ha sido apartada de la política autonómica para ocupar el número tres de la lista a la Alcaldía de Majadahonda, donde se asegura su elección pero dejará de tener foco mediático. La hasta ahora diputada regional y senadora hacía tiempo que había perdido todo tipo de altavoz desde que Casado cayó en desgracia. Su salida de la Asamblea era, quizás, el desenlace más esperado. Por su parte, Diego Sanjuanbenito, exjefe de gabinete del exlíder del PP, deja la política.
Algunos nombres como el del consejero de Justicia e Interior, Enrique López, o el de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, ya habían caído en desgracia hace semanas. López no repetirá en las listas y abandonará la política para volver a su plaza en la Audiencia Nacional tras el 28 de mayo, después de que Ayuso le cerrase toda posibilidad de continuar en el Gobierno. Escudero en esta ocasión ocupará el puesto número siete de la candidatura –el 4M fue el dos–, pero no repetirá como consejero de Sanidad. Ayuso le ha prometido, eso sí, un retiro conveniente en el Senado por designación autonómica, donde Escudero mantendría su aforamiento. El nombre de Antonio Zapatero vuelve a la primera línea como posible consejero de Sanidad. De hecho, el Consejo de Gobierno aprobaba esta semana condecorarlo en la celebración del 2 de mayo por su papel en la pandemia.
Pero antes que a López, Ayuso dejó caer a dos alcaldes que no van a repetir en los comicios del 28 de mayo por su afinidad con Casado. Son el regidor de Majadahonda, José Luis Álvarez Ustarroz, y la de Pozuelo de Alarcón, Susana Pérez Quislant, ambos al frente de dos municipios que son bastiones del PP y donde casi no importa quién sea el candidato porque la formación conservadora barre sin despeinarse.
Los ganadores
En ese juego de adhesiones y deslealtades en el que se ha movido la lideresa popular, Alfonso Serrano se ha llevado el premio mayor como número dos de la lista de Ayuso. Su caso es el claro ejemplo que demuestra que la fidelidad a un partido, y en este caso a su líder, tiene premio. La dirigente madrileña ya le había elegido como secretario general de la formación regional tras proclamarse presidenta del PP de Madrid y ahora le otorga el honor de formar parte de su ticket electoral.
Serrano, que desde hace 12 años tiene un asiento reservado en la Cámara madrileña, adonde entró de rebote en julio de 2011 de la mano de Esperanza Aguirre, había mantenido hasta 2019 un perfil bajo. Pero ese año ascendió a la Portavocía del PP en la Asamblea. Desde entonces se ha convertido en el fiel escudero de la presidenta regional.
También repite en lo más alto como número tres de la candidatura Enrique Ossorio, actual vicepresidente, consejero de Educación y portavoz del Gobierno de la Comunidad de Madrid. El suyo es un perfil polémico por sus declaraciones contra el personal educativo o los familiares de los fallecidos en las residencias, pero al que Ayuso premia su lealtad. La dirigente madrileña también ha querido devolver los favores prestados a María Eugenia Carballedo, número cuatro de la lista. Se trata de la actual presidenta de la Asamblea de Madrid donde ha actuado de guardabarreras de la líder del PP.
Un nombre entre los diez primeros de la candidatura de Ayuso que ha llamado la atención es el de Ana Millán, alcaldesa de Arroyomolinos e íntima amiga de la presidenta regional, que ocupa el puesto ocho. Millán está imputada por un presunto caso de prevaricación administrativa y su segura elección como número ocho de la lista afectará precisamente a esa instrucción que se produce desde hace tiempo en un juzgado de Navalcarnero. La alcaldesa pasará a ser aforada y por tanto su caso deberá estudiarse en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM).
Ayuso trata así de beneficiar a Millán en el proceso judicial, después de que ya la eligiera hace un año para ser la 'número tres' del partido como responsable de organización y territorial del PP de Madrid. Porque no todo van a ser castigos y purgados, los premios a la lealtad también han llegado a la Puerta del Sol.