En lo peor de la pandemia, con los hospitales madrileños completamente colapsados y unas previsiones pesimistas de la evolución del virus en la región, la Comunidad de Madrid, el Ayuntamiento, el Ministerio de Sanidad y la Unidad Militar de Emergencias improvisaron en menos de 48 horas un hospital de campaña en el recinto ferial de Ifema. El “hospital milagro”, como lo denomina Isabel Díaz Ayuso en cada comparencia pública, fue un proyecto colectivo entre todas las administraciones que ahora la presidenta madrileña ha convertido en el eje de una campaña de propaganda con la que busca tapar los agujeros negros de su gestión en el epicentro de la pandemia en España y pasar página de la crisis de su Gobierno.
La hasta ahora directora de Salud Pública, Yolanda Fuentes, dimitió este jueves después de negarse a firmar el informe para solicitar que Madrid entrase en la siguiente fase de la desescalada. La crisis sanitaria ya había ensanchado el distanciamiento entre PP y Ciudadanos, pero se ha agravado con la dimisión de Fuentes, que ha desencadenado todo tipo de cruce de acusaciones entre los socios del Gobierno.
En medio del lío y con Ifema ya convertida en la joya de la corona de su gestión en sus últimos discursos en el parlamento regional, Ayuso trató de zanjar la crisis política colocando en el lugar de Fuentes –además de en una Viceconsejería– al que fuera director del hospital de campaña, Antonio Zapatero. Zapatero, un reputado internista pero sin ninguna experiencia en Salud Pública, es para Ayuso uno de los mayores expertos “a nivel mundial” en la COVID-19. La presidenta madrileña vendía la dimisión de Fuentes como una “reorganización” en plena crisis sanitaria para “contar con los mejores” y pone a Zapatero al frente de toda la estrategia contra el virus.
“Antonio Zapatero ha sanado al 99% de los pacientes que pasaron por Ifema”, “4.000 personas han pasado por sus manos, con tan solo 16 fallecidos”, ha repetido en diferentes entrevistas la presidenta de la Comunidad de Madrid los últimos días. Lo que no cuenta Ayuso es que Ifema fue pensado para liberar la presión a los demás centros sanitarios y a él se derivaban los casos menos graves. Lo explicaba el propio Zapatero en una entrevista publicada este sábado en varios medios del grupo Prensa Ibérica.
– Es una tasa de fallecimiento muy baja. ¿Cuál diría que ha sido el éxito de este dato?
– Se debe a que el perfil del paciente que ingresaba tenía poca posibilidad de complicarse. Al principio no había UCIs en los pabellones y los pacientes que entraban no eran los más graves.
Lo peor de la pandemia, al contrario, estaba en los hospitales de toda la Comunidad de Madrid, que en el pico de la crisis llegaron a sumar más de 300 fallecidos en una sola jornada. Ifema, al contrario de lo que ha repetido Ayuso, tampoco es el “hospital más grande del mundo”. Se anunció como un recinto que albergaría 5.500 camas pero su capacidad se ha limitado a 1.300, 16 de las cuales fueron de cuidados intensivos. Solo en Madrid hay tres hospitales con la misma o más capacidad, y en los que se ha atendido a los pacientes más graves de esta pandemia: el Gregorio Marañón, el 12 de octubre y La Paz, a los que la dirigente del PP no ha ido a hacerse fotos.
“La verdad es que el equipamiento en la UCI del Ifema se llevó a cabo gracias a la intervención de la unidad de despliegue para desastres del Ejército el Aire que luego nos apoyaron en la atención a pacientes y a los que hay que estar agradecidos”, recordaba, en una ponencia esta misma semana, Alberto Hernández Tejedor, intensivista en el departamento de Operaciones del Samur del Ayuntamiento de Madrid y que estuvo trabajando en la UCI de Ifema.
Un mitin político en el día de su clausura
Desde que recibiera el alta médica tras superar la Covid-19, Ayuso ha visitado Ifema en cuatro ocasiones. La última vez el día de su clausura, el 1 de mayo, cuando la presidenta madrileña llamó a evitar la relajación en un acto multitudinario. El cierre del hospital derivó en un mitin político, al que fueron invitados el alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida, y la vicealcaldesa, Begoña Villacís (Ciudadanos), todo el Gobierno regional y los 132 diputados de la Asamblea. Almeida y Ayuso hasta repartieron bocadillos con unos clientes de excepción, entre ellos, la propia Villacís.
Unos días antes de este polémico final para el hospital de campaña, Ayuso había paseado por las instalaciones con el líder de su partido, Pablo Casado, en la gira del presidente del PP de visitas estrambóticas durante la crisis sanitaria. Una visita que fue criticada por la oposición por su uso partidista.
Otro ejemplo fue la operación médica que se realizó este hospital, capitaneada por un médico diputado del PP en la Asamblea de Madrid, Eduardo Raboso. La Comunidad de Madrid envió fotos y vídeos de la intervención con declaraciones de Raboso. Pero la realidad es que esta operación fue bastante anecdótica: en las cinco semanas que estuvo abierto Ifema, solo hubo otra intervención quirúrgica más.
El hospital de campaña, que fue alabado por la Organización Mundial de la Salud, también ha tenido sus claroscuros. Los sanitarios que han trabajado durante más de un mes, en su mayoría de la Atención Primaria, denunciaron “caos” y “falta de información” en las primeras semanas de su puesta en marcha, además de salarios precarios, algo que se obvia desde el Gobierno de Ayuso.
A las visitas de Ayuso al hospital de Ifema se sumaron otras al aeropuerto de Barajas para recoger material sanitario, aunque eso supusiera llegar dos horas tarde a la reunión semanal con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y sus homólogos en el resto de territorios.
Donde no ha habido gira de la dirigente del PP ha sido en los hospitales de la región que soportaron lo peor de la pandemia con urgencias, plantas y UCIs colapsadas, más de 8.500 fallecidos y con sus sanitarios exhaustos. Tampoco ha habido fotos en las residencias de mayores de Madrid, que han visto morir a casi 6.000 ancianos con coronavirus o con síntomas compatibles con la enfermedad y cuya gestión ha motivado el mayor desencuentro entre los socios del Gobierno regional.
El PP ha convertido Ifema en su principal baza propagandística. Ahora, Ayuso pone al que fuera su director al frente de toda la estrategia de la región frente al coronavirus pese a no tener experiencia alguna en pandemias y anuncia un hospital para otoño que pretende imitar al que ya ha convertido en el símbolo de su gestión. Como ya avisó la propia presidenta, “la sanidad madrileña se está reinventando para tener su propio escaparate”.